Este artículo habla sobre la desaparición de las mujeres mexicanas en el estado de Guanajuato, para conocer quiénes han desaparecido, si existen factores que puedan aumentar el riesgo, pero, sobre todo, para hablar del problema tan complejo y difícil que es la desaparición de mujeres en México.
Por: Yohanka Elena Martínez Laguna
En 2023, de acuerdo con cifras de la Comisión Estatal de Búsqueda de Guanajuato [1], cuatro de cada siete personas desaparecidas en el estado fueron mujeres: casi la mitad de todas las personas que siguen sin volver a casa.
Pero, ¿quiénes desaparecen? ¿Quiénes son las mujeres que no pueden volver? Si bien cualquier mujer está en riesgo de desaparecer, existen edades, contextos y huecos de vulnerabilidad que juegan un papel importante en las condiciones de la desaparición, tales como la edad y el lugar de origen y residencia, entre otros.
Dentro del período del 1 de enero de 2019 al 28 de agosto de 2023, durante la administración del gobernador Diego Sinhué Rodríguez, se registraron 94 niñas, niños y adolescentes desaparecidas en Guanajuato; algo que caracterizó a este político es que durante su periodo se ha visto crecer cada vez más la presencia de los militares, el ejército en las calles y en la vida cotidiana. Recientemente, el 24 de septiembre de 2024, el gobernador informó en una entrevista pública que el Ejército tomó el control de 3 municipios de Guanajuato, Celaya, Comonfort y Tarimoro [3], acción que se justificó por la inseguridad en dichas localidades.
Pese a que también desaparecen mujeres de otros rangos de edad, quienes están desapareciendo más son niñas y mujeres jóvenes. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué específicamente son más de esas edades?
Otro dato a considerar es el lugar de origen de las mujeres que desaparecen. Los municipios de Celaya, León, Irapuato y Salamanca, repuntan no solamente en el ámbito de inversiones con los parques industriales y la comunicación que se tiene con las áreas industriales, [4] sino que lamentablemente también son los que tienen mayor incidencia de desapariciones tanto forzadas como cometidas por particulares de mujeres, principalmente entre los 15 y 19 años de edad. Estos mismos municipios sobresalen la presencia de hallazgos de fosas clandestinas, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de la República (FGR) [2].
Si bien, la desaparición es lamentablemente un hecho recurrente, las brechas económicas y de acceso social acentúan la vulnerabilidad a ser desaparecidas. En una ejemplificación muy burda, no es lo mismo desaparecer siendo una mujer con negocio ambulante o una trabajadora de maquila, donde los horarios pueden ser muy tempranos o tardíos, que estar trabajando en una oficina donde puede haber guardias en la empresa, cámaras de seguridad y mayor accesibilidad de llegada y salida. Tampoco es lo mismo que desaparezca una mujer indígena o familiares de ella, donde la Fiscalía no tiene personal capacitado para traducir, que una mujer que habla español; tal como el caso de Maura Moreno, parte de la comunidad Ñuu Savi, cuyo hijo Javier Modesto, de tres años, desapareció en Guanajuato, y fue lamentablemente hallado sin vida.
No es lo mismo una mujer que puede pagarse un transporte privado, que tiene su propio auto para transportarse, que tiene plan ilimitado de llamadas y mensajes, que tiene contactos para saber qué hacer en caso de estar en riesgo, que alguien que usa transporte público, que viene de otro lugar y no tiene una red de apoyo; muchas veces, estas condiciones de desigualdad entre las mujeres también llegan a impactar en la vulnerabilidad ante las desapariciones.
Algunos aspectos que comparten las mujeres que han desaparecido, de acuerdo con la publicación “Mujeres desaparecidas en el Estado de Guanajuato”, del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), y en varios testimonios en medios locales y directas, es que en sus relaciones de pareja había signos de violencia de manera psicológica, física o sexual.
Por ejemplo, el caso de Blanca Silvia Hernández Franco, entrevistada por su servidora en 2022, quien buscaba a su hija de 29 años, Jessie, desaparecida hace 5 años junto con su amiga en la ciudad de Salamanca, un 30 de marzo. Las jóvenes fueron privadas de su libertad cerca de las 9:30 de la noche de ese mismo día y asesinadas a las cuatro de la mañana del día siguiente. Blanca, quien buscó a su hija durante dos años y 11 meses, señaló a la pareja de Jessie como el presunto responsable de lo ocurrido, agregando que el hombre está implicado con el crimen organizado. Otros testimonios de madres buscadoras y del informe IMDHD, han mencionado que las parejas son presuntos responsables o implicados en la desaparición de muchas mujeres.
¿Cuál es el destino de las mujeres que desaparecen?
Si bien se conoce que muchos de los hombres desaparecidos son reclutados para lo que se conoce como “nueva esclavitud” [10], entendiendo este proceso de secuestro como forma de reclutamiento para explotación laboral, las tareas a las que son obligados no son las mismas que las de las mujeres.
En los varones, la desaparición se usa como una forma de reclutamiento para esclavitud laboral o leva (que un grupo armado se provea de fuerza laboral); algunos medios de comunicación han documentado desapariciones de hombres con perfiles especializados en medicina o telecomunicaciones, obligándolos a contribuir con sus conocimientos en las actividades delictivas. Sin embargo, en el caso de las mujeres, las desapariciones responden más a la explotación sexual. En Guanajuato, se conoce que tanto el Cartel Santa Rosa de Lima, al igual que el Cartel Jalisco Nueva Generación, de acuerdo con el informe y entrevistas del IMDHD [17], explotan a mujeres y niñas con fines sexuales (prostitución y pornografía), además de traficarlas tanto a ellas como sus órganos.
Este fenómeno de vender, o mejor dicho, consumir y utilizar los cuerpos de las mujeres, es cíclico: si hay mujeres que son desaparecidas para ser víctimas de trata, es porque existe la demanda de hombres. Muchos hombres, sean las parejas, criminales o en general, consideran que pueden controlar, aprovechar la capacidad productiva, sexual y laboral, de las mujeres.
El cuerpo y la constitución de las mujeres pasan a ser entonces un recurso público, porque se vende su cuerpo y se utiliza su fuerza de trabajo. Tenemos como ejemplo el caso de los pueblos mixtecos que en México demandaron a la empresa Inditex, dueña de Zara, por secuestrar y explotar mujeres de 30 años o más para trabajar en sus maquilas para ropa, o en Chiapas las denuncias de mujeres indígenas que tienen jornadas laborales de hasta 25 horas [15].
¿Para qué serviría una mujer que ha sido madre, dentro del contexto de las desapariciones?
Uno podría creer que, en general, al no estar dentro de los rangos de edad más vulnerables a la desaparición (que son las adolescentes y jóvenes), las madres no son desaparecidas con tanta frecuencia; sin embargo, eso sí ocurre. De acuerdo con cifras del 2024, el rango de edad de las mujeres desaparecidas ha sido hasta los 54 años, muchas de las cuales ya son madres. Particularmente en Guanajuato, el 67% de las mujeres mayores de 12 años ya son mamás[13], como Jessie, y Jeanette.
Jeanette, integrante del colectivo de Salamanca “Unidos buscando desaparecidos”, tiene 42 años; antes de la desaparición de sus hijos trabajaba y era comerciante de artículos de temporada. Su hijo, estudiante, fue privado de la libertad en Salamanca, Guanajuato, en octubre de 2019; su hija, quien tenía a un bebé, también fue privada de su libertad en la misma localidad.
Blanca, de 70 años de edad e integrante del mismo colectivo, es madre de Jessie, desaparecida en Salamanca. Ella señala a la pareja de su hija, con quien tiene dos hijos, como responsable de la desaparición de Jessie Su pareja ejercía violencia tanto física y económica contra ella, y presuntamente, tenía nexos con grupos del crimen organizado.
De acuerdo con el informe de IMDHD y algunas investigaciones de la periodista Lydia Cacho, las mujeres mayores son obligadas a la explotación laboral o a ser cuidadoras de los hijos, de las chicas prostituidas, cuidando a las infancias dentro del contexto del narcotráfico, o a los niños nacidos a partir de las redes de trata sexual de otras mujeres y para eso son desaparecidas.
El estadio o cautiverios, como menciona Marcela Lagarde [7], se refiere a los diferentes roles establecidos y nutridos de manera social y cultural que se espera que las mujeres tengamos en nuestra vida, roles que se consideran vitales para la sociedad: dentro de estos se encuentran las madres, las locas, las monjas, las putas. Categorizaciones en las que se nos etiqueta a nosotras como mujeres dependiendo de nuestra forma de vivir y actuar.
Las mujeres somos útiles: nuestro trabajo, los cuidados que hacemos, incluso nuestra sexualidad, este ritmo de vida que tenemos cada una, responde y es funcional a nuestra sociedad y, al final, se observa que la desaparición de mujeres responde a esas mismas demandas.
Los quehaceres del hogar, el sexo para procrear, el sexo para placer de otros varones y la maternidad, son ejercicios de cuidado que se nos atribuyen a nosotras las mujeres; muchas de las desaparecidas son madres, son hijas e incluso, nuestras desaparecidas se les obliga a seguir perpetuando alguno de estos roles, ya sea en la prostitución o en el cuidado de otros [10].
Otras han sido asesinadas, como María del Rosario Zavala Aguilar, buscadora de León, Guanajuato, quien buscaba a su hijo Yatziri, quien fue atacada a balazos en su domicilio en 2020. Otras están desaparecidas en el marco de su búsqueda, como Lorenza Cano Flores, del Colectivo de Salamanca “Unidos Buscando Desaparecidos”, mujer que se unió a las buscadoras tras la desaparición de su hermano José Francisco, visto por última vez el 17 de agosto de 2018. El 15 de enero de este 2024, un comando armado no reconocido por las fuerzas del Estado, entró a la vivienda de Lorenza, secuestrándola, y asesinando a su esposo y a su hijo [11].
Aunque conocemos los nombres de las mujeres desaparecidas, de las buscadoras asesinadas, y las cifras que cada día siguen en aumento, nos seguimos preguntando…
¿Cómo es posible que desaparezcan tantas mujeres y siga sin hacerse justicia?
Para entablar y responder a la pregunta, no hay que considerar el hecho, es decir, la violencia, en sus diferentes representaciones, como algo externo a lo que vivimos, o como algo ajeno a nuestro modo de vida, sino como algo interno, pues aprendemos a vivir de esta manera, con este clima terrorífico, con hechos traumáticos como la desaparición de personas, y lo hablamos con total naturalidad, normalizándolo.
En lo personal, esto me hace pensar que, si es posible llegar a tener expresiones tan violentas hacia las mujeres, es porque existen otras manifestaciones de violencia en la vida diaria que se permiten y también quedan impunes, tales como el acoso, hostigamiento, maltrato físico, psicológico, sexual y económico.
Por esta razón, pueden observarse desde una perspectiva de género las desapariciones dentro de Guanajuato, porque a pesar de que las víctimas pueden ser tanto hombres como mujeres, niñas y niños, los perpetradores generalmente son otros hombres. Como menciona Rita Segato, escritora y antropóloga argentina que ha estudiado los feminicidios en Ciudad Juárez [9], la violencia contra las mujeres no debe entenderse como un problema de hombres, sino un problema de sistema estructural, del orden y la forma en la que vivimos, que es la patriarcal.
La violencia hacia las mujeres es una forma de control usada sobre todo por los varones, y de esta misma forma actúa el Estado con la población en general: la violencia es el boleto de lotería para reafirmarse y nuestros gobiernos también lo han aplicado así, usando el uso de la fuerza, las armas e incluso los grupos delictivos, para controlar.
Es por ello que se ejerce este poder; el cómo se relacionan los hombres con las mujeres nos enseña a comprender no sólo al Estado o grupos delincuenciales, sino a entender cómo ven a las mujeres, cómo se relacionan con ellas y, en la mayoría de los casos, verlas desde arriba como a sus impares que consideran débiles. Así, al tener relaciones desiguales y violencia, no nos sorprende entender el porqué son tan comunes la indiferencia y la impunidad, sobre todo desde instituciones públicas: porque son actos permisibles, son relaciones, negocios que se gestan y que lucran a partir de la violencia, que se enseñan y reproducen, y nos habituamos a transmutar lo vivo y convivir con este daño diariamente.
Apenas el 7 de marzo del 2024, se registró en el municipio de Celaya una desaparición múltiple de 6 mujeres –Gabriela Barbosa Ruiz, Rosa María Ramírez Ayala, Sandra Daniela Paredes González, Mariana Gutiérrez Guzmán y Paulina Berenice Reséndiz Martínez–, quienes posteriormente fueron asesinadas, pues se encontraron fragmentos de sus cuerpos calcinados [12].
La violencia del Estado
El capitalismo GORE es una categoría desarrollada por la filósofa mexicana Sayak Valencia, que nos ayuda a entender la relación que existe en los países latinoamericanos entre la impunidad y la violencia y cómo pese a los esfuerzos del Estado para fortalecer las leyes e incrementar la presencia de las fuerzas de seguridad pública, las desapariciones no han cesado.
El Estado contiene y renueva el monopolio de la violencia; no sólo de la legítima como las fuerzas armadas –como la FESPE (Fuerzas Especiales de Seguridad Pública del Estado de Guanajuato) o la Guardia Nacional– sino también la ilegítima, como el crimen organizado; y es aquí donde son permitidos todos estos actos de violencia y el cuerpo de las mujeres es tan consumible y objetivado que ni siquiera se entierran, se desechan los cuerpos, sus desechos no van a cementerios, van a basurales [9].
Pese de las diversas estrategias para evitar este fenómeno, las desapariciones siguen persistiendo y existiendo de manera constante, y hasta ahora las estrategias del Estado funcionan como un placebo, es decir, nos hacen sentir que realmente se hace algo, que trata de evitarse… pero no realmente.
Pese a que desde 2012 se aprobó en México la ley que para prevenir y sancionar la trata de personas, el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU fue a Guanajuato durante su primera visita a México, en un recorrido para entablar acuerdos y recomendaciones para reducir los casos de desaparición. Pese a ello, estos no han disminuido ni ha habido justicia ni mejor trato para las familias.
Esta mezcolanza de elementos, aunado a la falta de reflexión de la violencia, hace que aceptemos la impunidad, generando una atmósfera de indiferencia, muy pertinente para transgredir la vida y la dignidad humana. Como escribió Hermann Melville en su obra más famosa, Moby Dick, “este enorme leviatán no se podría coger ni con anzuelo ni con red cuando se desliza a mil brazas por debajo de la luz del sol”.
La intencionalidad de este texto ha sido poder despertar el cuestionamiento de este fenómeno, para que nosotros podamos estar más cerca de entender cómo actúa el Estado; que esta repetición de la violencia nos encamine a criticarla y no normalizar ante este paisaje de la crueldad, con la posibilidad de generar lazos comunitarios, sororos, que permitan protegernos y estar preparadas para hacerle frente a la enorme bestia.
*Yohanka Elena es licenciada en sociología por la Universidad de Guanajuato, ha sido ponente en el International network of genocide scholars, ponente en el 2do coloquio municipal de investigadores e investigadoras jóvenes con su tema de maternidadEs; tallerista del nivel medio superior en temas de Género en instituciones como SABES, CECYTEG, UG, tallerista en crianza positiva y actualmente se encuentra como trabajadora social en el sistema público de CECYTEG, preparatorias de nivel medio superior en Guanajuato.
Foto de portada: Conferencia magistral como parte del conversatorio “Retos, limitaciones y de deudas del Estado: Exhumaciones con enfoque masivo en fosa común como una ruta de búsqueda de personas desaparecidas en México”. (Santiago Reyes/ObturadorMX)
Referencias:
[1] Adame, W. (02 de Febrero de 2024). MILENIO. Obtenido de En Guanajuato, 4 de cada 10 desaparecidos son mujeres: https://www.milenio.com/estados/desaparecidos-en-guanajuato-4-de-cada-10-son-mujeres
[2] Animal Político. (26 de mayo de 2023). ANIMAL POLÍTICO. Obtenido de Cinco municipios de Guanajuato concentran 50% de las desapariciones de mujeres en el estado; ONG denuncia subregistro: https://animalpolitico.com/estados/municipios-guanajuato-mujeres-desaparecidas
[3] Álvarez, X. (12 de agosto de 2024). EL UNIVERSAL. Obtenido de Ejército toma el control de tres municipios de Guanajuato debido a la violencia:
[4] FRONTIER. (s.f.). FRONTIER INDUSTRIAL. Recuperado el 06 de Junio de 2024, de Parque Industrial en Guanajuato: https://www.frontierindustrial.mx/parque-industrial-pilba-guanajuato
[5] Guillen, B. (21 de Julio de 2023). El crimen se ensaña en Guanajuato contra las madres buscadoras. EL PAÍS. Obtenido de https://https://elpais.com/mexico/2023-07-21/el-crimen-se-ensana-en-guanajuato-contra-las-madres-buscadoras.htmlelpais.com/mexico/2023-07-21/el-crimen-se-ensana-en-guanajuato-contra-las-madres-buscadoras.html
[6] Guillen, B. (27 de mayo del 2024). Hallado el cadáver de Javier Modesto, el niño indigena de 3 años desaparecido en Leòn. EL PAÍS. Obtenido de
[7] Lagarde y de los Ríos, M. (2016). Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas. México: Siglo XXI editores.
[8] Macedo, K. (19 de Agosto de 2022). Debate. Obtenido de Mèxico ocupa el segundo lugar a nivel mundial en desapariciones seguido de Irak: https://www.debate.com.mx/mundo/Mexico-ocupa-el-segundo-lugar-a-nivel-mundial-en-desapariciones-seguido-de-Irak-20220819-0012.html
[9] Maristain, M. (22 de junio de 2020). MaremotoM. Obtenido de “Lo que he visto en México en los últimos años es esa juarización, la extensión de ese mal”: Rita Segato: https://maremotom.com/lo-que-he-visto-en-mexico-en-los-ultimos-anos-es-esa-juarizacion-la-extension-de-ese-mal-rita-segato/
[10] Marroquín, S. L. (2019). Desapariciòn, esclavitud y trata de personas: Situación de las mujeres en México.
[11] Melville, H. (s.f.). Moby Dick o la ballena blanca (1,2022 ed.). PORRUA.
[12] Noticias Telemundo. (16 de Marzo de 2023). Noticias Telemundo. Obtenido de Mèxico confirma que 5 de las 6 mujeres desaparecidas en Guanajuato estàn muertas; hallaron restos óseos “calcinados”: https://www.telemundo.com/noticias/noticias-telemundo/crimen-y-violencia/hay-indicios-de-que-algunas-de-las-seis-mujeres-desaparecidas-en-guana-rcna7534
[13] CORREO. (10 de mayo de 2023). Periódico Correo. Obtenido de “Guanajuato es el estado con más madres solteras menores de 20 años a nivel nacional”:
[14] Rosete, E. (2024).EL PAÍS. Lorenza Cano Flores: La soledad de las madres buscadoras en México. https://elpais.com/mexico/2024-01-21/lorenza-cano-flores-la-soledad-de-las-madres-buscadoras-en-mexico.html
[15] Ramales R. (s.f) Rosy Ramales.Obtenido de “Análisis a fondo: Las indígenas de Chiapas trabajan hasta 25 horas diarias”:
[16] Segato, R. L. (2013). La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Buenos Aires: Tinta Limón.
[17] Villalobos Andrade, L. M. (2023). Mujeres desaparecidas del estado de Guanajuato: Historias de olvido y estigmatizaciòn sin acceso a la justicia. Ciudad de México: IMDHD.
Publicado originalmente en A dónde van los desaparecidos