En portada: Enriqueta Lunez. Imagen cortesía del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad
México cuenta con 68 lenguas indígenas, que representan 68 formas distintas de ver el mundo. Por eso, es fundamental que se den a conocer a través de la escritura, destacó Juventino Gutiérrez Gómez en el marco del X Festival de Poesía “Las lenguas de América Carlos Montemayor”, que se celebrará el próximo 15 de octubre en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.
Originario de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, Juventino está convencido de que el ser humano está hecho de palabras, y que, más allá de la poesía, estas nos acercan a la lengua, la literatura oral y, finalmente, a la literatura escrita.
“La literatura oral y la poesía emocionan porque están hechas de sentimientos y de vida; los seres humanos son la poesía que transmite energía, aunque a veces sea energía negativa”, añadió el especialista, quien es hablante de la lengua mixe.
Por ejemplo, explicó, cuando llega la soledad, ésta trae tristeza, y muchas veces la poesía puede reconfortar el alma. Por ello, no solo la poesía, sino todos los géneros literarios, son necesarios.
Juventino recuerda con una sonrisa que, gracias a la banda musical del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe, Santa María Tlahuitoltepec es un lugar muy conocido. Además, es un sitio boscoso, con una gastronomía y una gente maravillosas.
Por amor a la poesía
El primer intento de Juventino por escribir poesía fue en la secundaria, inspirado, como muchos jóvenes, por el amor. Sin embargo, ahora cree que lo que escribió entonces fueron más bien versos.
Más tarde, en la preparatoria, se alejó de la poesía y decidió estudiar Arte y Patrimonio, pero abandonó esos estudios para ingresar a la carrera de Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, creyendo que sería una carrera tranquila, pero no fue así.
En los últimos semestres comenzó a interesarse por la poesía en lengua mixe, que considera le dio la vida. “Si en español podemos hacer poesía, creo que también podemos hacerlo en esta lengua”.
Una lengua viva
Enriqueta Lunez nació en San Juan Chamula, Chiapas, donde cerca del 90% de los habitantes habla tzotzil. El resto habla otras lenguas del estado o español.
Cuando era niña, recuerda con nostalgia, corría entre las milpas, que ahora han desaparecido debido a la proliferación de edificaciones y los cambios arquitectónicos provocados, entre otras cosas, por la migración.
Escribir en una lengua originaria es contar la historia y recuperar la memoria colectiva, explicó Enriqueta. “Se trata de hablar de nuestra memoria, construida en comunidad, con elementos simbólicos que nos caracterizan”.
Por ejemplo, la lengua se transmite de manera colectiva, y si perdiera su funcionalidad, se produciría una ruptura. En el caso del tzotzil, por su fuerte raíz, sigue transmitiéndose a las nuevas generaciones, lo que permite que los conocimientos de los ancianos perduren.
La riqueza cultural de una comunidad, estado o país reside en esta diversidad lingüística y en cómo se nombran las cosas y su significado.
La poesía nos regala momentos suaves
“La poesía nos ofrece momentos suaves, con un lenguaje rítmico y sencillo; es como abrir una cajita y encontrar varias sorpresas”, dice Enriqueta Lunez.
Toda lengua es importante, pero estamos en un momento en el que muchas están a punto de desaparecer, algo que no debería ocurrir. “Es cierto, los hablantes tenemos mucho que ver para que estas lenguas se mantengan”, afirma Enriqueta.
Comenta que no fue ella quien descubrió la poesía, sino que la poesía la descubrió a ella, a través de la nostalgia. Cuando fue a estudiar a la Universidad Autónoma Indígena de México, en Mochicahui, Sinaloa, lejos de su tierra, padres y paisaje, sintió nostalgia.
A los 20 años empezó a escribir sus primeros poemas. Al principio no se aceptaba como poeta, le resultaba difícil decirlo y aún siente que está en ese proceso.
En algún momento surgió la necesidad de describir su vida y a las personas importantes para ella. Primero escribió en español y luego en tzotzil, lo que fue uno de sus principales retos.
Sin embargo, está convencida de que su historia en la escritura apenas comienza. Considera crucial crear espacios donde los jóvenes y los hablantes de lenguas indígenas puedan leer y escribir en ellas, aunque reconoce que es necesario un mayor apoyo gubernamental.
También es indispensable que las instituciones educativas y culturales promuevan espacios para fortalecer la enseñanza de estas lenguas.
Por ello, el Festival de Poesía “Las lenguas de América, Carlos Montemayor” es una oportunidad única para conocer los ritmos de otras lenguas, como el náhuatl, el maya o el tzotzil, y seguir cultivándolas con el respeto que cada una merece.
El evento
Con el objetivo de destacar las lenguas originarias, el festival reunirá a poetas de diversas partes del mundo. Entre los invitados se encuentran Briceida Cuevas, Natalia Toledo, Sara Uribe, Nadia López García, Enriqueta Lunez, Natalio Hernández, Fredy Chicangana, Louise Warren, Juventino Gutiérrez y Mariana Lanelli; la conducción estará a cargo de Mardonio Carballo y Natalia Toledo.
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