Luis Enrique Ortiz

En pocas semanas o incluso días se empezarán a ajustar algunos paradigmas a los que los gobiernos estatales de la Cuarta Transformación deberán adaptarse y pronto.

Uno de los más relevantes y en materia de salud es el enfoque preventivo.

No se dejarán de construir hospitales ni se restringirá el acceso a medicamentos alópatas a nadie, al contrario, podríamos llegar a estar casi como en Dinamarca y no sólo por la gratuidad y calidad de los servicios hospitalarios, sino por el impulso a la prevención la cual será siempre mejor que la necesidad de remediar males provocados por no poder o no querer comer bien.

Nada más preventivo que una alimentación sana complementada con la actividad física, ningún alimento es más sano que aquél producido #sinagrotóxicos, de manera agroecológica, pensando en la salud de la Tierra y de las personas.

Si tan solo se evita que la gente coma alimentos producidos con venenos de laboratorio que se venden de manera legal y libre, habría menos colas en los aún insuficientes hospitales, clínicas y similares.

Está comprobado que la mayoría de los plaguicidas y herbicidas usados para darnos de comer causan enfermedades como cáncer, Alzheimer o mal de Parkinson, por lo menos, pero también se habla de autismo y un conjunto de padecimientos ligados a malas dietas altas en azúcar y sales que causan diabetes e hipertensión arterial antesala de todo tipo de infartos.

Si realmente se desea que menos personas acudan a diario al sistema de salud pública, hay que hacer que la gente se enferme menos.

Es ahí donde la agroecología es pertinente y no dude nada, que en breve, personas a las que medio MORENA llamaban “los loquitos del medio ambiente”, tengan papeles un poco más relevantes en esto del cambio y explicación de paradigmas.

Promover que la gente coma sano, debe ir más allá de poner sellos a las etiquetas, demanda ser radical y promover la agroecología de diferentes formas, desde apoyar a quienes produzcan sin #agrotóxicos para el mercado nacional, hasta los huertos escolares, comunitarios, de traspatio, familiares, etcétera.

Se deben invertir de inmediato recursos para apoyar una transición agroecológica masiva, si realmente se quiere poner el énfasis en eso de la prevención, porque nada previene más que dejar de consumir veneno.

Habrá menos demanda de “medicina” si la gente no se enferma y es menos probable que se enferme si al menos no come una buena parte de alimentos ultra procesados y/o producidos con agrotóxicos.

Siendo Sonora la cuna de la mal llamada “Revolución Verde”, seguramente encontrará no pocas resistencias a que avancen en su suelo, las locas ideas de la agroecología que se opone al uso de agrotóxicos en la producción de nuestros alimentos.

Pero no deja de ser motivante, el hecho de que Julio Berdegué, quien seguramente será parte del gabinete de la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, haya considerado importante la conformación de una organización de productores agroecológicos que se constituyó en la Universidad Autónoma de Chapingo este fin de semana.