La violencia contra mujeres periodistas en México supone la convergencia de dos acuciantes problemas: la violencia ejercida contra periodistas, y la grave violencia de género que prima en nuestro país. Si bien el periodismo es una profesión intrínsecamente riesgosa, en las últimas tres décadas ha incrementado el número de mujeres y hombres periodistas heridos, agredidos o asesinados en todo el mundo. Particularmente, la violencia dirigida a las mujeres periodistas presenta características particulares que justifican su estudio de manera independiente, pues la violencia contra ellas se manifiesta con una crueldad evidente en los ataques físicos y en la frecuencia con la que se asocia a agresiones sexuales. En una investigación publicada recientemente por la revista Comunicación y Género, de la Universidad Complutense de Madrid, analizo los rasgos distintivos de la violencia dirigida específicamente hacia las comunicadoras en México.

Las mujeres periodistas son afectadas como miembros de una profesión que cada vez se convierte más en un blanco en conflictos sociales y en entornos de agitación política. La región latinoamericana ha experimentado un marcado aumento de agresiones directas contra periodistas mujeres, incluyendo expresiones severas de violencia. Actualmente, 13% del total de personas periodistas encarceladas corresponde a mujeres, según cifras de Reporteros sin Fronteras. En México, 8% de los asesinatos de periodistas corresponde a mujeres, y de acuerdo con cifras de CIMAC, las agresiones físicas contra mujeres periodistas han aumentado en 209.27%.

Las mujeres periodistas son doble objeto de persecución por su género y por su participación en el espacio público, físico y simbólico; es decir, por ser mujeres que levantan la voz y que ocupan nichos de influencia que el sistema patriarcal había destinado exclusivamente a la voz de los varones. Además de los riesgos y amenazas que experimentan sus colegas masculinos, las mujeres periodistas enfrentan obstáculos en su carrera que están vinculados a su género, desafíos que no suelen enfrentar los periodistas varones. Así, la creciente participación de las mujeres en los medios de comunicación y en el discurso público ha venido aparejado a un aumento paralelo en la violencia y las amenazas que enfrentan.

Los temas en los que las mujeres tienen una presencia predominante son: educación y estilo de vida (100% de quienes se dedican a estos temas son mujeres); cultura (75%); y temas sociales (65%). En el otro extremo, los temas que siguen estando dominados por periodistas varones son seguridad y justicia, política y gobierno y deportes.

La última ronda del estudio Worlds of Journalism  ha documentado, a través de encuestas a casi 500 periodistas del país, que la presencia de las mujeres en el periodismo en México se concentra en medios que producen contenido para plataformas digitales (79.1%). También hay una proporción considerable de mujeres en los medios audiovisuales: 54.4% de quienes trabajan principalmente en radio y 49.3% de quienes trabajan en la televisión son mujeres. Las mujeres periodistas en México continúan asignadas a coberturas generizadas. Los temas en los que las mujeres tienen una presencia predominante son: educación y estilo de vida (100% de quienes se dedican a estos temas son mujeres); cultura (75%); y temas sociales (65%). En el otro extremo, los temas que siguen estando dominados por periodistas varones son seguridad y justicia, política y gobierno y deportes. Este panorama muestra una clara relegación de las mujeres a los temas que les son afines a las concepciones tradicionales de los roles de género, y una exclusión de los temas más duros en términos informativos.

Las asimetrías laborales se hacen más patentes cuando se consideran las brechas salariales por género. La mayor parte de las mujeres percibe entre 9 mil y 12 mil pesos mensuales, mientras que los varones suelen recibir entre 15 y 18 mil pesos mensuales. La brecha salarial es mucho más marcada conforme se va ascendiendo en los diferentes niveles de ingreso. Mientras que 67% de las personas que se ubican en el escalafón salarial más bajo son mujeres (3 mil pesos mensuales), el 83% de las personas que se ubican en el escalafón salarial más alto considerado (a partir de 36 mil pesos) son varones, y sólo el 17% de mujeres periodistas se ubica en este nivel salarial.

Las agresiones que con mayor frecuencia enfrentan las mujeres periodistas son insultos o discurso de odio, descalificación pública de su trabajo, cuestionamiento de sus principios morales, acoso laboral y vigilancia o espionaje. Pero hay dos tipos de agresión que están estadísticamente relacionadas con el género de las periodistas y que son enfrentadas por ellas en una proporción mayor a la de sus pares varones. Estas agresiones son el acoso sexual, que experimentó 34% de las periodistas mujeres (en contraste con el 4% de varones que lo han padecido), y el acoso laboral, que han enfrentado el 42% de las mujeres periodistas y el 30% de varones.

Para la Dra. Grisel Salazar Rebolledo la lucha contra la violencia de género en el gremio periodístico debe ser un esfuerzo conjunto que involucre a la sociedad en términos amplios.

En un país de arraigados patrones patriarcales e incipiente profesionalización periodística, puede verse con optimismo un incremento en la presencia de las mujeres en la industria de los medios de comunicación. Sin embargo, los datos conducen a interpretaciones preocupantes. El estudio muestra que, aunque las mujeres periodistas presentan un nivel de escolaridad ligeramente mayor, reciben salarios significativamente inferiores, lo que denota un trato inequitativo y discriminatorio. Ello, sumado a la alta frecuencia con que las mujeres periodistas enfrentan el acoso laboral, hace evidente que el entorno profesional es bastante adverso para ellas, y que las periodistas tienen que vérselas con obstáculos materiales, pero también con trabas simbólicas que, por su profundo arraigo cultural, son más difíciles de sortear.

La lucha contra la violencia de género en el gremio periodístico debe ser un esfuerzo conjunto que involucre a la sociedad en términos amplios, incluyendo a los medios de comunicación, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado. La educación y la sensibilización son claves para desafiar los estereotipos de género y promover un ambiente de respeto y equidad en el periodismo y en la sociedad en general. La falta de reconocimiento social hacia la labor de las personas periodistas redunda en una ausencia de respaldo y una situación de soledad y abandono frente a las agresiones, que se sufre de manera aún más marcada cuando las víctimas son mujeres.

maria.salazar@ibero.mx
www.griselsalazar.mx

*Académica de tiempo completo del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas

Publicado originalmente en la IBERO