Extraído del Border Hub. Por Melva Frutos.
La periodista Aline Corpus cuenta cómo, tras los asesinatos de sus compañeros en Tijuana, el colectivo Yo Sí Soy Periodista ha emprendido acciones para mejorar la respuesta de los mecanismos de protección cuando un reportero o reportera están amenazados
El periodismo en México inició el 2022 con un velo de luto. Cinco periodistas han sido asesinados, dos de ellos en Tijuana, Baja California: Lourdes Maldonado y Margarito Martínez.
El gremio periodístico mexicano se ha organizado para exigir la implementación de medidas de seguridad y la realización de reuniones para reestructurar los mecanismos de protección que debe otorgar la autoridad.
Los periodistas agremiados en Baja California no están dispuestos a seguir sucumbiendo ante la falta de acciones de los entes oficiales. Han dejado atrás el individualismo para reunir sus demandas en una sola voz, considera Aline Corpus.
La periodista tijuanense desde hace 24 años y corresponsal de Reforma en Baja California desde el 2006, es integrante de la organización Yo Sí Soy Periodista. Comenta sobre el sentimiento de culpa por el que han transitado en las últimas semanas, tras los asesinatos de dos de sus compañeros.
“Yo creo que es parte de este sentimiento que todavía nos queda, del duelo y de un dolor por la pérdida de nuestros colegas. Yo creo que todos tenemos en Tijuana podríamos decir ‘pude hacer más o debí haber impulsado esto, debí haber hecho esto’. Sí, yo creo que es un sentimiento en ese sentido.
“A lo mejor estoy siendo muy dura. Básicamente, lo que no me gustaría es que nos volviera a suceder”, comenta.
Margarito Martínez fue asesinado el 17 de enero, Lourdes Maldonado el 24. Ambos en Tijuana.
En Veracruz fue asesinado el 10 de enero José Luis Gamboa, a Roberto Toledo lo mataron el 31 en Michoacán y el 10 de febrero le quitaron la vida a Heber López en Oaxaca.
Artículo 19 ha publicado que Lourdes Maldonado sufrió dos ataques a su vehículo en la semana del 29 de marzo al 4 de abril del 2021, que la reportera atribuyó al ex gobernador Jaime Bonilla. Fue incorporada al Sistema Estatal de Protección a Periodistas y le dieron un botón de pánico.
El fotoperiodista Margarito Martínez, quien prestaba sus servicios a distintos medios, había reportado ataques en redes en diciembre pasado.
La agrupación Yo Sí Soy Periodista se pronunció en su apoyo. El fotógrafo pidió ser afiliado al Sistema Estatal de Protección a Periodistas, que lo mandó al Mecanismo Federal de Protección a Personas Defensoras y Periodistas de la Secretaría de Gobernación.
La burocracia que implica una solicitud de ese tipo provocó, quizás, que el periodista gráfico lo dejara en pausa. No se registró en los sistemas de protección.
Aline Corpus percibe que, en el caso de Margarito no se dio un seguimiento puntual a su caso, con protocolos más serios cuando se presentó la amenaza.
Habla por ella, aclara, puesto que el colectivo tiene una organización horizontal en donde no hay puestos ni niveles establecidos y “se ha manejado más por una situación de emergencia”.
La agrupación no ha delimitado un plan formal a seguir cuando un periodista corre peligro, admite, y ante los ataques, sólo han emitido algunos pronunciamientos para defenderse ellos mismos que, asegura, en algunas ocasiones han dado resultados positivos.
“Sobre todo esta época del ex gobernador Jaime Bonilla, que atacó a varios reporteros, incluida yo.
“Fueron muy solidarios, sacaron un posicionamiento y sí tuvo repercusión, porque no era la primera persona, eran ya varias”, recuerda.
El colectivo Yo Sí Soy Periodista, que a la fecha cuenta con alrededor de 130 colegas, nació por iniciativa de la periodista Sonia de Anda, a raíz del surgimiento de creadores de contenido en redes sociales que, por sus métodos poco veraces, no fueron bien vistos por el gremio.
La situación que han vivido los periodistas en los últimos años en esa entidad les unió para emprender una serie de acciones en busca de autocuidado.
Sin embargo, hasta antes del homicidio ocurrido el 17 de enero, dice la reportera, no habían establecido un sistema funcional para los casos de emergencia.
“Creo que nos faltó más seguimiento a las cuestiones de protocolos de seguridad, en cuanto agrupación o colectivo. Porque al Mecanismo (de Protección a Personas Defensoras y Periodistas) hay que separarlo, eso es aparte. Pero desde mi punto de vista, yo creo que sí hubo esa situación de que no le dimos seguimiento a la protección de nosotros como grupo”, admite.
Como ha pasado en el resto del país, la estela de la violencia alcanzó a los periodistas de Baja California desde hace más de una década.
En el 2004 asesinaron Francisco Ortiz, reportero del Semanario Zeta, cuenta Aline Corpus. No se registró el homicidio de ningún otro periodista sino hasta 2017, cuando fue asesinado Luciano Rivera, en Playas de Rosarito, quien fue abatido dentro de un bar.
Aline considera que en el lapso de tiempo entre los crímenes de Francisco y Luciano existió una falsa sensación de estar a salvo si no publicaban temas sobre violencia revelando datos sobre sus protagonistas.
“Digo ‘falsa’ porque sinceramente ahorita yo creo que no hay esa certeza de, según lo que escribas es el grado de riesgo en el que estés.
“Nos tenemos que actualizar los reporteros, en el sentido de que todas las fuentes están de alguna forma expuestas a cosas de las que nosotros no estamos muy enterados. No sabemos quién está detrás de esa empresa, no sabemos quién está detrás de ese político, no sabemos quién está detrás de tal o cuál grupo”, admite.
En ese periodo que ella llama de falsa tranquilidad, el gremio no se tomó el tiempo para organizarse, agrega, a pesar de que la zona del país es una franca línea de tráfico de todo tipo de maercancías que involucra a grupos delictivos.
Todo ello sumado a que, desde 2008, cuando la guerra entre bandos criminales se intensificó, día y noche los periodistas cubrían constantemente hechos delictuosos y siempre expuestos.
Como en otras partes del país, empezaron a organizarse para acudir en grupo a realizar las coberturas.
“Yo creo que no había reportero que no tuviera que meterse al tema, porque, como te digo, todos los días eran tantos eventos que un sólo reportero de un sólo medio no se daba abasto”.
Su juventud e inexperiencia no les permitió ver la afectación psicológica que ello trajo, acepta. Tampoco pensaron que tal nivel de violencia fuera a quedarse por tanto tiempo y a repercutir tanto en sus vidas. Seguían dispersos y sin proveerse el autocuidado que requerían.
“Nosotros nos empezamos a organizar o a intentar estar agrupados a raíz del surgimiento de los blogueros que nosotros no identificábamos, sobre todo las personas que nos dedicamos desde el 2000 a reportear en la ciudad; no los ubicábamos, fueron personas que surgieron de un día para otro con medios en redes sociales.
“Estaban algunas vinculadas con otras actividades no tan claras, no tan transparentes, lo que entonces nos obligó a decir ‘nosotros sí nos hemos dedicado a la reportería desde hace tantos años, estamos en tales medios, hemos sido transparentes…’ por eso se llama así está asociación, “Yo Sí Soy Periodista”, porque era una forma de legitimar el trabajo que se venía haciendo”, explica la reportera.
Yo Sí Soy Periodista se apoyó en el Border Hub para empaparse del tema de seguridad digital, dice Aline Corpus, adquiriendo algunos protocolos para socorrerse.
Posterior al asesinato de Lourdes Maldonado, algunos integrantes del gremio han recibido atención psicológica y sostenido encuentros con otros colectivos que les han aconsejado desde su experiencia.
Esa cofradía que se ha creado entre los periodistas bajacalifornianos incluye su reciente participación con propuestas ante el Mecanismo de Protección para que nadie esté expuesto ante una amenaza y se reduzcan los tiempos de acción y respuesta, como no sucedió con Margarito y Lourdes.
“(El sistema del Mecanismo) sí ha permitido una especie de vacíos, no sé si llamarles legales, porque no son parte de una norma, ni nada, pero pues, todo mundo se lava las manos: ‘no, es que a ti te tocaba, no, es que yo te lo pasé a ti, tú debiste darle seguimiento, yo pensé que tú la ibas a llamar’.
“Entonces, nosotros estamos tratando de que no quede al azar la protección de un reportero y sí estamos siendo muy puntuales en la cuestión de que (quede claro) de quién es la responsabilidad, con nombre y apellido y su cargo, para determinada situación”, puntualiza.
Recientemente, Yo Sí Soy Periodista entregó un documento durante las mesas de trabajo realizadas por el gobierno estatal, explica.
En beneficio del gremio dejaron a un lado los prejuicios que incluían la idea de que cualquier relación con las autoridades es perjudicial.
“Creo que esta parte del individualismo, o del ‘yo no me voy a involucrar’… me reconozco como una de esas personas, no tanto por egoísmo, sino sinceramente porque no quería tener ninguna vinculación con las autoridades, en ningún aspecto.
“Pero creo que el escenario en el que estamos no lo podemos negar, y estos años de experiencia deben servir de algo”.
Afirma que son los periodistas quienes tienen la perspectiva clara de la situación y les corresponde nutrir los mecanismos de protección, porque las autoridades no están inmersas en su día a día.
Hay muchos reporteros cubriendo temas de inseguridad, añade, incluso reporteando solos durante la noche. Por ellos y por todos, la organización establecerá medidas de atención para que quienes se perciban en riesgo, para actuar con inmediatez.
“Verificar que realmente la persona entregó los documentos (al Mecanismo), (verificar que) ya no está en la zona de riesgo por un tiempo, qué hizo su medio de comunicación para protegerlo y cómo está su familia. Yo creo que esas cosas tenemos que evaluarlas, porque nunca está de más”.
La protección no se dará por arte de magia, afirma, pero con la cabeza fría y unidos, el gremio puede brindarse soporte y extenderlo a sus familias, como han empezado a hacer, ayudados por los colectivos de otros estados que tienen experiencia en el tema, “yo creo que los únicos caminos son los que creemos nosotros”.