Por: Isabel Dorado Auz
Es el reconocimiento que otorgó el Colegio Académico de la Universidad de Sonora al exrector Enrique Fernando Velázquez Contreras. Cuando me enteré de la noticia, de inmediato me surgió una duda, ¿en qué momento hizo investigación quien fungió como burócrata universitario por cerca de 30 años?
El Doctor en Física Arnulfo Castellanos respondió mi pregunta en los siguientes términos: “Hay muchas formas en las que puedes figurar como investigador científico sin serlo realmente. La premisa es que tengas un coto de poder y relaciones. 1) si tienes un puesto donde se concentra información y contactos donde se toman decisiones sobre asignación de presupuesto, puedes condicionar al verdadero postulante del proyecto; tu consigues el dinero pero vas en los artículos, 2) manejas un aparato para “caracterizar” materiales, como un microscopio electrónico o un aparato de rayos X, o uno de dispersión dinámica de luz, a ti te mandan las muestras confeccionadas por otros y tú haces la observación, pero a cambio te anotan en el artículo, 3) formas parte de una red de “investigadores” que se anotan unos a otros para multiplicar el trabajo aunque no entiendan ni jota de lo que se trata lo que hizo el vecino, 4) estás en un laboratorio donde todos anotan a todos. Por eso ves artículos de cuatro páginas donde hay 10, 12 o 15 autores”.
Este reconocimiento viene después de que el exrector se ha jubilado e implica, según documento aprobado por el Colegio Académico, que la Universidad debe cubrir los gastos relativos a las actividades a desempeñar, incluyendo alguna remuneración -no se especifica monto- por concepto de servicios profesionales. Aunque el mismo Colegio aclara que tal situación no establece una vinculación laboral con la institución, si prevé que tal reconocimiento pueda extenderse por periodos subsecuentes, hasta por un total de cinco años.
El Dr. Darío Arredondo, jubilado del Departamento de Economía expresa “Triste caso que ejemplifica la devaluación y trivialización de las distinciones y los nombramientos”. Héctor Castro, en cambio, dice que “no le aporta absolutamente nada a la humanidad si se trasparenta o no. O sí”, remata. Alguien más opina que ejemplifica las complicidades.
Total, en lo personal, creo que es importante que se trasparente esta situación. Quienes integramos el Grupo Ciencia y Sociedad tenemos años pidiéndole al Congreso del Estado que retome nuestra propuesta de nueva ley para la Unison en la que se propone, entre otras cosas, una supervisión permanente de los recursos económicos que maneja la autoridad universitaria, donde cada peso ejercido debe estar debidamente justificado. En años anteriores, el sindicato de académicos, STAUS, denunció con datos muy elocuentes la forma en que se convertían en “asesores” prominentes burócratas universitarios una vez que se habían jubilado.
Al parecer, los exrectores son premiados con este tipo de nombramientos o reconocimientos y las demandas añejas de los académicos siguen siendo ignoradas en las “negociaciones” previas al día de emplazamiento para la Huelga. Es común que la autoridad universitaria ahorre centavos y dispendie pesos a manos llenas. Nos niegan, por ejemplo, años de antigüedad debidamente trabajados, por una cláusula muy confusa que agregaron al contrato colectivo de trabajo, que es violatoria a la Ley Federal del Trabajo, pero que les permite ahorrarse unos centavos en la nómina de un reducido grupo de profesores.
Enrique Velázquez no ganaba poco como Rector, sería bueno que nos trasparentaran el monto que recibe mensualmente tras su jubilación. Quizá, podrían de esa manera justificar un apoyo adicional para que mantenga su ritmo de vida.