La reforma fiscal que entrará en vigor el 1 de enero del 2020, ha enfrentado una férrea resistencia mediática de parte de oposición y la gran mayoría de las cámaras empresariales.
Ambos han señalado que dicha reforma implementará un terrorismo fiscal y han sentenciado que pagarán justos por pecadores, tras equipararse la defraudación fiscal con delincuencia organizada. El presidente de la Coparmex, Gustavo De Hoyos, declaró que “(la reforma) se debe revisar ampliamente, con el acompañamiento de especialistas, a fin de que no se acuse de delitos graves a empresas o empresarios que podrían tener operaciones presuntamente inexistentes por circunstancias involuntarias o no intencionales”. Lo dicho fue expuesto antes de que se discutiera y aprobara en el Senado.
Este señalamiento del líder de la Coparmex denota una de dos opciones, o ambas: o bien total ignorancia sobre el tema o que los defraudadores fiscales, ya sean los vendedores (creadores de empresas fantasmas) o compradores de facturas apócrifas, son integrantes de esta agrupación empresarial y de otras más.
Esta reforma fiscal incorpora el delito de defraudación fiscal y defraudación equiparada en el catálogo de delitos de delincuencia organizada, contemplado en el artículo II de la ley federal contra la delincuencia organizada. Es decir, quienes violen los artículos 108 y 109 del Código Fiscal de la Federación (CFF) podrán ser considerados como miembros de la delincuencia organizada y sancionados en esos términos.
Esto ha causado un gran temor, difundido a través de ciertos medios de comunicación y fundado en la ignorancia. Han tenido la osadía de puntualizar incoherencias como que si no se pagan impuestos, aunque sea por razones involuntarias e inconscientemente, podrían catalogarlos como miembros de la delincuencia organizada. En primer lugar, no pagar impuestos no es defraudación fiscal si no se hace uso de engaños y aprovechamiento de errores; el artículo 108 del CFF, nítidamente dice que comete defraudación fiscal quien, con el uso de engaños o el aprovechamiento de errores, omite total o parcialmente el pago de alguna contribución; y el artículo 109 habla de conductas equiparables a la defraudación fiscal, donde menciona que en una declaración en que se manifiesten ingresos menores a los realmente obtenidos o se consignen deducciones mayores a las realmente efectuadas y que todo esto provoque que se paguen menos impuestos, entonces, sí se considera que estamos ante una defraudación fiscal.
Además, para que alguien sea considerado miembro de la delincuencia organizada tiene que ejecutar estas operaciones fraudulentas de manera organizada (entre tres o más personas), reiterada y permanente. Pero si una sola persona evade al fisco no se puede catalogar el hecho de ninguna manera como delincuencia organizada.
Esta reforma fiscal tiene dedicatoria y va dirigida a todos aquellos que venden y compran facturas apócrifas, que son comprobantes que amparan operaciones inexistentes o actos jurídicos simulados; y este delito se podrá perseguir simultáneamente al de lavado de dinero (porque cuando se compran facturas se está lavando dinero) y cuando el monto de lo defraudado supere los 7.8 millones de pesos. Esto nos deja muy claro que no cualquier contribuyente de a pie que evada al fisco podrá ser considerado miembro del crimen organizado.
Otro temor infundado se basa en suponer que se den casos donde el cliente ignore que su proveedor le esté emitiendo facturas falsas y que, al ser el defraudador descubierto e ingresado al listado de Empresas que Facturan Operaciones Simuladas (EFOS), el cliente pueda ser considerado parte de la delincuencia organizada. Esta amenaza es totalmente falsa, inexistente.
Cuando alguien aparece en el listado de EFOS es porque la autoridad ya lo investigó y cuenta con elementos suficientes para presumir que las operaciones que amparan sus facturas son inexistentes. De ahí inicia un procedimiento amparado en el artículo 69 b del CFF, donde se mandata notificar al contribuyente que emitió la factura que se le otorgará la oportunidad de que desvirtúe la presunciones en su contra; si no las desvirtúa, entonces se le emitirá un oficio que notifique que definitivamente sus comprobantes ampararon operaciones inexistentes; luego se publica su nombre en el Diario Oficial de la Federación (DOF) y es entonces sucede que todos los comprobantes emitidos por ese contribuyente no producen efectos fiscales. Todos los contribuyentes tienen que revisar los listados publicados en el DOF para que, en el caso de que aparezca algún proveedor vinculado a ellos, se siga el procedimiento que marcan las reglas. Se trata de aclarar que la operación sostenida con aquel proveedor que hipotéticamente aparece en EFOS sí fue real; una vez comprobada, se acaba el problema.
México ocupa el último lugar de los 36 países de la OCDE en recaudación, con 16 por ciento del PIB, mientras que países como Dinamarca o Francia recaudan el 46 y el 46.2 por ciento, respectivamente.
De acuerdo con el SAT, alrededor de 350 mil millones de pesos son defraudados cada año a través de facturas apócrifas: es decir, ocho veces el presupuesto de la UNAM.
Tratar de confundir a la ciudadanía insuflando miedo, señalando que la nueva reforma fiscal será un instrumento de terrorismo fiscal, es una mentada de madre: se trata de una maniobra que sigue intentando solapar a toda esa gran red de corrupción «empresarial» que efectivamente no es otra cosa más que delincuencia organizada, una red que a través de la defraudación fiscal desprovee de recursos a la sociedad para la inversión en el sector salud, educativo, programas sociales e infraestructura de obra pública: todas inversiones imprescindibles para erradicar la pobreza y acortar las brechas de la desigualdad en el país.
La ética no te da de comer, pero prescindir de ella sí ha quitado y sigue quitándole a mucha gente qué comer.
Aarón Tapia. Periodista conductor del programa de radio La Tertulia Polaca en La Voz Del Pitic 88.1 FM y colaborador de análisis político en el noticiero Titulares de Radio Fórmula Sonora.
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Publicado originalmente en: http://elsoberano.mx/opinion/aaron-tapia-reforma-fiscal/
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