Cinco maestros del Departamento de Medicina de la Universidad de Sonora renunciaron el viernes durante una reunión convocada por Vicerrectoría con los maestros cuyos nombres aparecieron en el “tendedero del acoso” instalado el martes 10. También se plantea la posibilidad de una renuncia colectiva de la planta docente de la facultad.
La reunión convocada por la vicerrectora María Rita Plancarte tenía por objeto compartir con los maestros los documentos y protocolos en contra de la violencia de género, mismos que la Unison está aplicando en todos las unidades y departamentos como política institucional.
Sin embargo, el encuentro se tornó ríspido muy pronto pues, a decir del doctor Francisco Javier Tapia Lucero, presente en la reunión, la vicerrectora quiso dejar en claro que no se trataba de un diálogo, aun así los doctores protestaron y tomaron la palabra en un momento dado. Fueron cinco los maestros que renunciaron, aunque no se sabe su identidad, algunos son fundadores de la facultad.
El “tendedero del acoso” es una práctica que se ha extendido por distintas instituciones educativas. Se trata de denunciar, de manera anónima, a quienes hayan acosado o violentado a las estudiantes de alguna manera, por medio de cartulinas colgadas simulando un tendedero. En ellas van las frases misóginas o la descripción del acoso que presuntamente sufrieron de parte de maestros o compañeros. El nivel de denuncia varía, desde quien se siente observada con insistencia hasta maestros que se tocan los genitales.
El rector Enrique Velázquez Contreras había declarado el miércoles 11 de marzo: “Hay maestros que le avisan al Jefe de Departamento que van a presentar su renuncia porque están involucrados, ya sea en el #MeToo o en un tendedero. Hasta el momento, a partir de tendederos o de redes sociales, no hay procesos administrativos abiertos”.
“Reunión amarga”
“Fue una reunión amarga, intimidante para los maestros” dice Tapia Lucero en un video que es público en su cuenta de facebook. “Fue un encuentro lleno de amedrentamiento, lleno de feminismo (sic) por parte de la vicerrectora y de las dos abogadas, quienes explicaron que las estudiantes tienen derecho al anonimato.”
“Pero es un anonimato mal entendido, duele que se dañe el nombre de médicos por chismes. Nadie fue acusado de acoso sexual, son solo dimes y diretes. Algunos son médicos de mucho prestigio, de la tercera edad, investigadores reconocidos fueron avergonzados en público, no se vale”, dice Tapia Lucero.
El médico cardiólogo, quien presta servicios en varios hospitales locales dice enfático: “La vicerrectora se pasó de la raya, ahí mismo renunciaron cinco, pero se plantea la renuncia colectiva, en bloque. Habrá una reunión pronto para decidir.”
Llama la atención que el doctor Tapia Lucero en todo momento busca descalificar a las estudiantes, pues considera que “no tienen del todo desarrollada su estructura emocional”, “no se puede entablar una conversación de adultos”, “son casi unas adolescentes”, “malinterpretan unas palmaditas en la espalda”, hasta llegar a decir que son unas “terroristas”. No hay asomo de algún punto de autocrítica ante los hechos denunciados.
La renuncia de los cinco médicos y la idea del retiro colectivo fue confirmada por otra fuente que prefiere conservar el anonimato, “pero no creo que la idea tenga respaldo, nunca ha habido unidad en Medicina. Se fomenta una formación individualista, sectaria y muy ególatra”, dice.
Según esta fuente, hay un enfrentamiento de poderes entre la Universidad que actúa para no ser señalada como encubridora y el “poder médico”, que responde para no quedar en entredicho.
“Hay conflicto en la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, entre los Químicos y los Médicos; y por otro lado, Derechos Universitarios ya tenía conflicto con los médicos, pues se creen intocables”, dice la fuente, pero acota, “esto que se denuncia ocurre desde hace mucho, es hasta ahora que se exhiben nombres que se empezó a hacer algo. Y fíjate, hay dos doctoras en el tendedero, por groseras y déspotas”.
Tendederos y Jubilaciones
Un “Protocolo para la prevención y atención de casos de violencia de género” fue aprobado en noviembre pasado por el Colegio Universitario. El objetivo es atender la demanda de las estudiantes de prevenir y sancionar el acoso y la violencia de género. No obstante, grupos feministas organizados dentro de la Universidad han declarado que el Protocolo es limitado, ineficiente y reclaman que sus propuestas no fueron tomadas en cuenta en la elaboración.
Los tendederos y otras estrategias se han venido multiplicando los últimos años en la Unison, en consonancia con el movimiento #MeToo a nivel internacional. Las escuelas de Comunicación y Derecho han tenido sus tendederos y denuncias, en los que varios maestros han sido señalados por más de una estudiante, “pero lo que hacen es jubilarlos, no hay justicia” han dicho las estudiantes organizadas.
En una respuesta oficial al Instituto de Transparencia Informativa*, la Unison reporta sólo 14 denuncias por violencia de género, de diciembre de 2017 a diciembre de 2019. Curiosamente, ninguno es maestro, aunque en los últimos tres meses se han acumulado 12 denuncias en la Comisión de Derechos Universitarios por acoso de alumnos o maestros hacia estudiantes mujeres, aceptó el rector Velázquez Contreras.
Según las declaraciones dadas por las estudiantes, el único caso en Medicina denunciado ante Servicios Estudiantiles sigue impartiendo clases.
Liga al video del Doctor Francico Javier Tapia Lucero:
Apenas el 07 de marzo, la Fiscalía General de Justicia del Estado estableció un Convenio con la Universidad para la instalación de módulos de atención a víctimas de violencia de género y sexual en todos los campus, para que los casos se canalicen directamente a la Fiscalía.
“La intención es que toda joven universitaria este informada sobre qué hacer en el momento en que sea víctima de violencia en el noviazgo o víctima de acoso o de algún delito que atente contra su integridad, o de un delito sexual” declaró entonces la Fiscal Claudia Indira Contreras.
El próximo jueves 19 está programada una reunión con carácter de obligatoriedad para la planta de maestros de Medicina. Se trata de un curso de nuevas masculinidades y sensibilización impartido por especialistas. “No creo que vaya nadie, no nos pueden obligar, tenemos otros trabajos que atender” advierte el doctor Tapia Lucero.
Para completar esta información se buscó la postura oficial de la Universidad de Sonora. Hasta el momento de publicarla, no se contaba con respuesta.
*El folio es SITAI 20191209104857 para consulta.
Redacción: Libera Radio.