Ricardo Bours es periodísticamente un personaje interesante, mesurado, estructurado, de cierta personalidad enigmática, pero con respuestas muy claras ante interrogantes concretas sobre ciertos procederes y acontecimientos. Aunque, ante algunos cuestionamientos que requieren mayor análisis y profundidad, se desvanece por momentos en respuestas generalizadas y lugares comunes, pero no por ello deja de ser directo y el reflejo de su expresión aparenta que ninguna pregunta ni señalamiento le incomodan y responde ante ellos.
El ex presidente de Cajeme, concurrió en la mesa de los ONCE, de la cual soy integrante y que la conformamos un grupo de periodistas, columnistas y analistas políticos colaboradores en medios de comunicación. En esa presentación Ricardo Bours reafirmó su postura irreverente y crítica hacia su propio partido, el PRI,y contra el gobierno de su correligionaria Claudia Pavlovich. Volvió a mostrarse categórico en su intención por ser candidato a gobernador, siendo rotundo en advertir que será postulante con o sin las siglas del PRI.
Del Partido Revolucionario Institucional señaló que la militancia es solo un ornato que solo sirve para adornar el discurso de sus dirigentes, pero que no se le toma en cuenta ni siquiera para elegir a su presidente estatal. A pesar de que resaltó las cualidades como estratega de Ernesto De Lucas, lamentó que lo hayan impuesto para llevar las riendas de este partido pues viene de perder una elección. También lamentó que la nueva Secretaria General sea otra perdedora, Kitty Gutiérrez.
“Eso no abona al ánimo del partido que actualmente se encuentra noqueado y desdibujado, se manda la señal incorrecta a la ciudadanía de que no hay más para competir, porque quienes hoy mueven los hilos del partido no pueden ver más allá de su círculo inmediato… al PRI lo mueven muy poquitas manos y son muy visibles, pero al PAN en Sonora hay muchas manos que no son tan visibles y también hay manlios negras que le mueven los hilos. Por Morena y sus aliados veo muy encaminada a la candidatura por la gubernatura a Ana Gabriela Guevara y la considero una mujer inteligente, pero, es claro que es una pieza más de Beltrones y la vemos mucho más cercana a la Gobernadora que al propio Alfonso Durazo”.
Sobre el gobierno estatal de Claudia Pavlovich, hizo uso de la vox populi, “no hay capacidad para gobernar el Estado en la actual administración, los resultados están a la vista y lo que hizo la gobernadora con ese golpe legislativo es una mentada de madre, no para Morena, sino, para toda la ciudadanía. Fue una acción dictatorial haber limitado de esa manera el contrapeso del poder legislativo”.
A pregunta directa del abogado Darbe López (también analista en medios de comunicación en temas jurídicos), “de los problemas más graves por los que atraviesa en la actualidad el estado, de llegar a ser gobernador ¿a cuál de ellos le darías la prioridad de atender con urgencia?”. Bours Castelo de forma inmediata sin titubeó alguno, expresó: “¡a la administración de justicia! Es inconcebible el actual estado de zozobra y angustia con la que vive el sonorense en estos momentos, pues no se siente seguro ni en su propia casa. Cuando denuncian ante las instituciones de justicia algún delito en su contra no son atendidos como se debería en tiempo y forma. Esto no puede continuar así”.
En esta breve reseña de una extensa charla de dos horas, donde hubo este tipo de declaraciones, cuestionamientos, anécdotas y algo más, extraigo algo de lo que a mi juicio consideré lo más significativo. Creo que hasta aquí Ricardo Bours podría destellar la percepción de un candidato atractivo, con suficiente fuerza en su personalidad y con argumentos bastante sólidos.
Sin embargo, se le distingue una fuerte inclinación conceptual hacia el statu quo sociopolítico. Su rebeldía ante la dirigencia del PRI y ante la administración gubernamental es solo una insurrección contra las formas ineptas que están arrojando resultados catastróficos, pero su concepción política de quienes y con qué medios deben acceder al poder no traiciona a su origen de clase hegemónica.
“Para ser candidato necesitas mucho dinero y quien no sepa como ganarse el dinero y su valor, tampoco puede ser buen gobernante, no digo que el que no sea rico no pueda competir electoralmente, pero necesita el respaldo del dinero y saber cómo se gana”. Ese pronunciamiento devela tácitamente esa concepción política con profundas raíces entre las clases dominantes de nuestro estado y país entero: Quien paga manda y quien recauda reparte el poder político; es decir, el poder económico somete al poder político.
La amalgama de estos dos poderes siempre se ha trazado como metas principales las conveniencias sectoriales enfocadas a mantener los instrumentos que sustentan a la ideología dominante de los grupos de poder y que la ciudadanía claudique ante ello, en términos de cultura política, tal situación es muy grave ya que denota la falta de visión y conciencia histórica, subordinación pasiva, inhabilidad para que surjan representaciones políticas alternas a las convencionales y la ausencia de grupos intelectuales comprometidos con las causas populares.
Lo señalamientos citados se entrelazan y componen una ideología dominante de tono oligárquico. Bajo el supuesto de una homogeneidad cultural, “la moral sonorense” germina un alto grado de sumisión de la clase media y de las económicamente vulnerables en cuanto a una visión impuesta por el bloque hegemónico del como debe ser y como se debe vivir.
Este modelo de gobernanza y de convivencia social impuesto desde un panorama oligárquico ha provocado la concentración de la riqueza y ha desarrollado una profunda desigualdad socioeconómica. Así mismo, ha generado mayor pobreza y serios desgarramientos en el tejido social que palpamos hoy por hoy con los altos índices de delincuencia, violencia, adicciones, enfermedades mentales y cuadros depresivos. Todo esto se debe en gran parte a frustraciones por su marcada tendencia aspiracional de la sociedad sonorense, enamorada más de los envases que de los nutrientes ideológicos del contenido.
A mi juicio y a manera de conclusión sobre la posible candidatura de Ricardo Bours para gobernar a Sonora, considero que convincentemente su proyecto se centrará en la visión empresarial (al igual que su hermano Eduardo lo hizo) de eficientar los controles sobre las instituciones y la obsesión neoliberal de mejorar los indicadores con los que son evaluadas las gestiones de gobierno por instituciones y organizaciones tanto nacionales como internacionales, así como las calificadoras financieras.
Dicho de otro modo, mejorar las formas, que algo cambie para que todo siga igual, lo cual no niega la posible mejoría del estado actual de las cosas, aunque al final del día solo sean aspirinas, porque en el fondo estimo que le sería casi imposible desprenderse de su origen de clase.
“Todos somos iguales, pero habemos unos más iguales que otros”, una máxima que refleja el pensamiento de la clase dominante, “la cosa pública también es la cosa nostra”.
Por: Aarón Tapia, Hermosillense, amante del sarcasmo y de la
buena polémica para el debate. Conductor de Ensalada de Tópicos.
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