¿Será el final de los Planes de Justicia?

El Breve Espacio, por Luis Enrique Ortiz.

En la medida que se acerque la fecha de la próxima gira indigenista del presidente, Andrés Manuel López Obrador a Sonora, se conocerán sin duda las cosas que sí caminaron y las que no, por más que se les empujó y apalancó con harto varo, de ese que ni requiere facturas para demostrar su correcta aplicación, pues lo aplica el INPI la aún poderosa Comisión Presidencial.

Los planes de justicia indígena tuvieron distintos avances, no a todas las etnias que habitan desde antes de que existiese Sonora les ha ido igual.

En el principal territorio yaqui, en el Sur de Sonora, destaca una inversión, devolución o arrepentimiento por parte del Estado mexicano, por más de 12 mil millones de pesos en garantizar, mientras la justicia es plena, agua potable a todas las comunidades yaquis y un distrito de riego propio que incluye descomunales obras de conducción, abasto y distribución del vital líquido.

Para que todo hermano yaqui tenga garantizado su derecho pleno a agua limpia, suficiente y siempre; de tal cuantía que respalde más de 40 mil hectáreas una cantidad de hectáreas que les pueda dar soberanía alimentaria y un goce más social de los frutos de la Tierra.

Sin duda es lo menos que el Gobierno de México puede hacer para resarcir las ganas que han tenido los ricos de este país para aniquilarlos y quedarse con las grandes riquezas y recursos naturales de la nación yoeme.

Y tan es lo menos, no siendo poco, la ejecución del plan originario de los planes de justicia considera una lanota en obras de infraestructura social que incluyen hospitales de primer mundo, ya camina una universidad yaqui, con clases en lengua materna y con carreras que incluyen medicina tradicional, práctica reconocida hace menos de un año, por el IMSS Bienestar.

Restitución de más de 40 mil hectáreas de primera, que podrán ser irrigadas con uno de los sistemas de riego más nuevos del mundo, al menos sobre suelo indígena, unas cinco mil cabezas de ganado de buena genética y tantas cosas que si bien no está nada mal que se hagan, se ve luego, luego (diría Cantinflas) que la cosa no es pareja.

Los mayos, con una población estimada de 200 mil, incluyendo el sur de Sonora y los que viven en Puerto Peñasco, Nogales, Hermosillo, Bahía de Kino, Phoenix y Tucson, han rentado sus tierras ejidales, perdiendo soberanía alimentaria, pero también padeciendo escasez, racionamiento o tandeos de agua potable incluso en comunidades asentadas en plena margen del río Mayo como Las Guayabas, El Huitchaca o Tiriscohuasa.

Pero mientras son peras o manzanas el INPI entró con los tacos por delante imponiendo una novena cabecera o noveno gobernador, que fue la base de operaciones de su director, Adelfo Regino, al menos desde un par de años antes de que López Obrador hizo el anuncio de iniciar un plan de justicia también para la nación Yoreme.

Con el divide y vencerás se pasaron de tueste, hoy los hermanos mayos no se pueden poner de acuerdo, mientras muchos son jornaleros en su propia tierra ejidal o tuvieron que irse a trabajar a otra parte porque 200 varos y una piedra no son vida.

Los dueños originarios del río que hoy se llama Mayo, no tienen agua para nada, ni riego, desarrollo y mucho menos para tomar y esto es cada vez más frecuente.

No porque los otros datos oficiales lo nieguen, se puede ocultar, que los jóvenes mayos están siendo cooptados en el consumo de drogas, se entiende eso de abrazos no balazos, pero tampoco se abraza a las víctimas de los apapachados.

Si en alguna parte del mundo, hacen falta centros de rehabilitación y desintoxicación o atención por la secuela en el consumo de estupefacientes es por rumbos del Sur de Sonora, y las comunidades indígenas no están fuera de este amargo patrón social.

No es afán hacer una letanía por pueblo originario en el que se hayan hecho anuncios de varo justiciero, por eso vemos sólo pinceladas de la realidad yoreme, cuya lengua materna lleva una tendencia la extinción, por eso dejaremos el tema hasta ahí.

Aún no está claro cuánto dinero público se le ha invertido a los hermanos de la nación Comcáac, pero tampoco fue poquita. Muchas lanchas, motores, equipos completos que los hombres de arena podrán usar para incrementar su movilidad, productividad y nivel de vida. Conapesca muy activa, al parecer ellos cumplieron.

Donde la marrana tuerce el rabo, es en la cosa caminera, por tierra, ahí no se ha avanzado más que hace 2 años, incluso desde que el presidente estuvo en la Isla Tiburón en helicótero, no hay un camino nuevo o reparado de Punta Chueca a Desemboque, ni puentes y de Desemboque a la carretera 36 Norte la cosa quedó en un troncho de unos cuantos metros de concreto (eso sí bien hecho), de un total de más de 20 kilómetros que debieron estar terminados hace al menos un año.

Los hermanos seris tienen un gran y hermoso territorio, asediado por mineras, pescadores furtivos, agricultores que siembran sandía mientras a unos cuantos kilómetros todo un pueblo sufre de sed.

Los hermanos yaquis beneficiados con las obras hidráulicas, serán al menos 35 mil, los mayos que tienen problemas de agua son al menos 50 mil y uno que otro en Nogales, donde además que hace un chingo de frío, cada rato se va el agua, VV.

La nación Comcáac, es de menos de mil 500 personas, tan sólo distribuidas en dos comunidades, ciertamente alejadas, de los municipios de Hermosillo y Pitiquito, pero aún no tienen garantizado el pleno derecho a agua limpia, suficiente y siempre, que no sólo les de beber sino que apoye la realización de actividades productivas adicionales a las tradicionales, con el fin de disminuir la dependencia en materia de alimentos distintos a los que da el mar y la discreta flora del entorno.

¿Dónde quedó el varo de los caminos seris y de pazón rozón, qué pex con la 36 Norte? Por qué los hermanos comcáac, siguen sin seguridad sobre el tema del agua, por lo que sus periodos de escasez son recurrentes.

Lo bueno es que hay tiempo de maquillar o de plano darle la vuelta. Qué bueno que el Plan de Justicia presenta tan notables avances, es digno de mención y subrayado con amarillo. Pero, qué onda con la onda yoreme y qué pex con los dineros de marras por rumbos de los bellos paisajes seris.

De los caminos guarijíos no sé qué onda, la responsable del tema por parte del Gobierno del Estado, no nos ha informado nada, el tecleador no sabe si ya se pavimentaron por completo los caminos makurawes.

Publicado originalmente en: https://www.facebook.com/luisenrique.ortiz1?locale=es_LA