#CulturaLight 2021
Por Manuel Alberto Santillana.
TESIS I
El estudio de la eficacia psicológica de Hitler sobre las masas debía partir
de la idea de que un “führer” sólo podía tener éxito si sus conceptos personales,
su ideología autoritaria, católica, del mito ario,
se encontraban en armonía con la estructura individual media
de una amplia capa integrados en la masa.
Wilhem Reich.
(La Psicología de masas del Fascismo)
Adolph Hitler murió en las costas de Baja California Sur, en el noroeste de México el 25 de abril de 1964. Y mi tarea será la de reconstruir esa historia. El porqué llegó aquí, a este surrealista país de encanto, colores y sol. Por qué de una situación absurda, pasó a una posibilidad lógica, luego a una explicable y de ahí, a ser absolutamente cierto. En el transcurso de reconstruir esta tesis surgieron sorpresas, algunas no agradables. Es probable que la mayor de todas sea la traición, la hipocresía y el silencio cómplice…
Tradicionalmente se nos ha dicho que hubo una “cacería de nazis” después de la Segunda Guerra Mundial. Y que en esta cacería se buscó hasta debajo de las piedras de la Patagonia o entre las arenas de las playas de Brasil. Pero poco se nos ha dicho de las negociaciones que hubo entre ingleses y alemanes para acabar la guerra traicionando a Hitler. Menos aún de las negociaciones de los norteamericanos con los servicios de inteligencia alemán o del ejército teutón para conocer los secretos de los rusos comunistas. Pero las hubo. Se ocultan porque eso implicaría no sólo una franca traición a los ideales por lo que se luchó, ciertamente, pero además, y sobre todo, de una falta de respeto a la vida, sacrificio, heridos, mutilados y pérdidas de toda índole sufridas por la población civil de toda Europa[1]. Pérdidas económicas, materiales y de vidas que hubo desde los Pirineos hasta Moscú. Implicaría que todo eso no les importó.
Por eso habría que resaltar históricamente la cacería de nazis, hacer novelas sobre este tema, obras de teatro, ensayos, museos, o incluso películas. El caso emblemático de todo ese proceso mediático fue el rapto de Eichmann.
Adolph Eichmann estuvo sujeto a un interrogatorio durante siete meses en Israel en el año de 1962. La gente se amotinaba afuera de la prisión donde estaba para demandar su inmediata ejecución. Esto sucedía luego de que fue traído, a la fuerza, por el servicio de inteligencia israelí de la Argentina donde se había refugiado desde 1945. Al igual que otros nazis, el país austral le dio refugio bajo una nueva identidad, anonimato y red de complicidades para poder de nuevo laborar.
Durante el interrogatorio, para poder comprobar legalmente su complicidad en el asesinato de judíos, los servicios de inteligencia del país de la estrella de David indagaron mil y una actividades. Cartas, telegramas, entrevistas, documentos, reportes, denuncias, libros, reportajes, etc. Todo se documentó de las acciones del nazismo en el holocausto. Entre ellas descubrieron que Hitler estaba vivo, ya no en la Argentina sino en México. También descubrieron, por desgracia para ellos, la red de complicidades entre el Vaticano, el ministerio del exterior del Reino Unido, España y el FBI norteamericano, para protegerlo. Cuidar a Hitler y a Eva Braun hasta su muerte. Protegerlos a cambio de que los comunistas rusos no se adueñaran de Europa. De los males el menor, dice un dicho en México.
Eichmann fue ejecutado en el mismo 1962 en el medio oriente. Cuenta la leyenda que le envío una carta de despedida a sus hijos en la Argentina. Cuando el fiscal le preguntó durante el interrogatorio privado que porqué a sus hijos. Eichmann respondió: “Porque son unos niños, son inocentes”. Cuando inmediato le requirió de nuevo el fiscal ¿Entonces por qué envió vagones de tren repletos de niños a los campos de exterminio?. Eichmann respondió con la mayor naturalidad, sin asomo alguno de culpa: “Porque eran judíos”[2].
EVA 1
Mi Führer, mi querido, amado, odiado Adolph falleció ayer a mediodía en completa soledad. Sólo el rumor del mar de Cortés le acompañó. Yo había salido a acompañar a la hija de doña Talita, la de la tienda del pueblo, a recibir a la maestra de la escuela primaria. Los maestros vienen dos o tres años, se aburren y piden su cambio. Así es esta soledad de mar y desierto.
Adolph tenía tos desde hacía una semana. Hace cuatro días vino el doctor desde Mulegé a verlo. Era un doctor muy joven, nervioso y conversador, blanco y rojizo por el sol, narizón, de ojos verdes y el cabello muy rizado y castaño. Hacen como media hora en lancha para venir a vernos. Los médicos son pasantes de la escuela de medicina de la Universidad Nacional de México, según me dijeron. Vienen desde la capital, la Ciudad de México y se quedan un año. Es el servicio social. Revisó a mi Führer y a dos niños de las casonas cercanas.
– ¿Qué edad tiene el señor? – me preguntó luego de revisarlo.
– Más de setenta – le dije al doctor-, porque siempre nos dijeron que nunca diéramos nuestra edad exacta.
– Tiene un Parkinson muy avanzado y muchas flemas. Por eso la tos. Pero además veo que está muy triste. Creo que también trae una depresión. Pero para eso no traigo medicinas. Mire le dejo aquí para la tos y un calmante para el dolor, si le duele algo. Oiga, ¿ustedes son alemanes, verdad? Tienen el mismo acento de mis abuelos maternos. Yo no lo habló aunque le entiendo un poco. Oiga, está tranquilo aquí, se come bien…
– Gracias doctor. Disculpe, ¿cuánto le debo?.
– No, oiga, No le voy a cobrar. Me recordaron a mis abuelos. Pobres, estuvieron en un campo de concentración unos meses, ya al final de la guerra. Por eso del loco del Hitler. Y ahora que lo veo, digo ya es anciano pero ¡Qué loco!, si su esposo tuviera el pelo negro y el bigote, se parecería a él. Capaz, pero es imposible. Y menos aquí. Oiga y ¿no será vegetariano? Come bien ¿verdad? se le ve, ya ve que dicen que él lo era. Porque ya ve que aquí…
– Disculpe, ¿cuánto le debo, me dijo? Mire le voy a dar cincuenta dólares.
– No oiga es mucho. No, déjelo así.
Le puse el billete en la mano y lo acompañé a la puerta del porche. Afuera, en la playa, ya le estaba gritando el pescador que lo llevaba y traía en la barca que sí tomara el dinero y ya se fueran a ver a otro enfermo.
Casi para subirse a la lancha se voltea el médico y me grita.
– Luego regreso. A tomar café. Si se pone mal, me manda avisar y vengo de volada. Me llamo David, David Greenberg. Me dicen el médico gringo, pero soy mexicano. Adiós, hasta luego.
Adolph siguió con tos. Los tres día siguientes tosiendo y con la respiración cada vez más tenue. No habla. Pero tiene meses sin hablar. Sólo un sí o un no con la mirada o el movimiento de la cabeza. Nada más eso hace y los movimientos de las manos que no paran nunca. Solo, sentado y mirando al mar.
Le pregunté esa mañana si estaba bien. Asintió con la cabeza ligeramente, tosió. Le acerqué un vaso con agua fresca. Y le avisé que iba a acompañar a unas personas a recibir a la nueva maestra. Ya no me respondió.
Cuando regresé a mediodía, el führer, mi führer, mi Adolph acababa de fallecer. Ya no respiraba pero su cuerpo aún estaba un poco tibio. Solitario y en silencio, Adolf Hitler se fue acompañado únicamente del mar y del desierto.
Y en eso llegó el amable pescador al que le dicen el Panchón a hacerme compañía. Lo agradezco. Ahora es lo que necesito.
[1] La muerte de Hitler (Misterios de la historia) (Spanish Edition) [Hardcover] Victoria Robbins (The Last Days of Hitler, 1947.Hugh Trevor-Roper) : “Sacerdotes Amigos de Nazis. Algunos obispos y sacerdotes han sido acusados de ayudar a escapar a los Nazis de alto rango de la justicia al final de la Segunda Guerra Mundial. Uno de estos era obispo Alois Hudal. A cargo de un centro de formación de sacerdotes desde 1923 hasta 1952, Hudal compartía abiertamente sus puntos de vista pro-nazis y se cree que ayudó a huir a docenas de nazis de alto rango. Recientemente se ha descubierto un telegrama entre Hudal y Hitler que incrimina al sacerdote aun más. Un sacerdote croata, Krunoslav Draganovic, también ha sido acusado de jugar un papel clave en la organización de las líneas de evacuación de los nazis. Recientemente, el profesor de Harvard Kevin Madigan ha argumentado que el Vaticano estaba al tanto de las acciones Hudal y Draganovic, e inclusive las hizo suyas como “una especie de programa de misericordia papal para los nacionalsocialistas y fascistas”. Sin embargo, otros historiadores, y el propio Vaticano, han refutado los señalamientos de Madigan con el argumento de que las opiniones pro-nazis de Hudal causaron frecuentes enfrentamientos con el Papado. De acuerdo con este punto de vista, si los nazis de alto rango jamás utilizaron el programa de refugiados de la Iglesia para escapar, fue sólo para ocultar sus verdaderas identidades de los funcionarios de la Iglesia”. (www. Amazon.com/s/ref.Victoria Robbins. The Last Days of Hitler, 1947.Hugh Trevor-Roper. Consultado 12 junio 2012)
[2] Eichmann, película del año 2007, dirigida por Robert Young y teniendo en el papel de Eichman al actor Thomas Kretshmann: “Based upon the final confession of Adolf Eichmann, made before his execution in Israel as he accounts to Captain Avner Less, a young Israeli Police Officer, of his past as the architect of Hitler’s plan for the final solution. Captured by intelligence operatives in Argentina, 15 years after World War II, Eichmann (Kretschmann), the World’s most wanted man, must be broken down and the truth unveiled”. Filme basado en las confesiones que hizo Adolf Eichmann antes de su ejecución en Israel, mientras se las cuenta al joven Capitán de la policía Israelí Avner Less, sobre su pasado como el arquitecto de la solución final de Hitler. Capturado 15 años después de concluida la segunda guerra mundial, por un operativo de inteligencia en Argentina, el hombre más buscado deberá quebrarse y la verdad será revelada. (traducción de la autora).