A lo largo de varias décadas el discurso político se adornaba con la palabra “democracia” y se creó toda una percepción de que esta sería la solución para todos los contratiempos de nuestro complejo sistema sociopolítico, cómo si la democracia fuera un elixir mágico y no un sistema de gobierno.
La penetración de la pluralidad política en el sistema político mexicano sólo cosecharía frutos de virtuosidad cuando se convirtieran unos en los vigilantes de los otros; los actos de corrupción, impunidad, autoritarismo y la ineficiencia burocrática irían estrepitosamente a la baja y el efecto de todo esto sería un país con una comunidad de iguales.
Hoy resulta claro que la democracia, en efecto, resuelve algunos problemas sobretodo el de la competencia política, la alternancia en los gobiernos y la expansión de las libertades y derechos políticos entre otros. Pero también en esa dilatación de libertades los grupos de poder, principalmente las élites económicas, han sabido remar en las lagunas de una democracia incipiente. Los grupos de poder han cooptado parte de los instrumentos de contrapesos democráticos y los han transformado en un aparato de dominio e injerencia en las creaciones e implementaciones de leyes y políticas públicas acorde a sus intereses, aunque las secuelas de éstas vaya en detrimento de la comunidad.
Algunos de estos instrumentos democráticos cooptados son gran parte de las Organizaciones de Sociedad Civil (OSC) y, al mismo ritmo que las políticas neoliberales fueron produciendo profundas desigualdades socioeconómicas, el mismo efecto se produjo entre las asociaciones civiles, pues surgieron las Asociaciones Civiles (AC) de élite que con un fuerte apoyo económico (tanto internacional y en menor escala nacional) acapararon espacios y notoriedad en los medios de comunicación y casi monopolizaron la interlocución con los gobiernos y legislaturas en turno.
Impusieron la moda de hablar a nombre de la sociedad civil de manera monolítica, ignorando la compleja diversidad en nuestra sociedad y con el agravante de que Sociedad Civil era sinónimo de virtud. Así como nos crearon la percepción “panaceica”con la democracia, las OSC “caviar” crearon todo un concepto de moral “impoluta” a través de la palabra: “ciudadano/ciudadana”. Ahora la clase política, ante el desgaste de la palabra democracia, la sustituyó por ciudadano para aderezar su discurso.
En este contexto nace Sonora Ciudadana (SC), la AC quizás más notable que ha existido hasta hoy en esta entidad, creada por Guillermo Noriega Esparza, el ahora delegado del IMSS en Sonora.
En sus inicios esta AC abanderó nobles causas en pro de la ciudadanía, la más emblemática fue la “Rebelión de los Enfermos”. Un movimiento en que los enfermos organizados y Sonora Ciudadana definieron una serie de actividades legales y de incidencia política para derogar un artículo discriminatorio del reglamento de servicios médicos del ISSSTESON. La norma exigía que los aspirantes a convertirse en derechohabientes demostraran que gozaban de buena salud. Marcaron agenda nacional al trasladar esta campaña a otros estados de la república en los que se replicaba esta misma situación en otras instituciones de salud.
Con esta acción Sonora Ciudadana tomó gran relevancia en el estado con reconocimiento nacional, de tal manera que se catapultó como el principal interlocutor de la sociedad civil ante las instituciones estatales.
Lastimosamente Sonora Ciudadana dio un viraje abrupto y de mantenerse como la AC emblema de la sociedad sonorense con capacidad de aglutinar a otras OSC con menos peso y buscarle las salidas necesarias a distintas problemáticas ciudadanas, su entonces director Noriega Esparza sucumbió a los cantos de la sirena que produce el acercamiento íntimo con el poder.
De pronto Sonora Ciudadana se convirtió en un órgano exógeno del PRI estatal con rostro ciudadano e incluso como semillero político del statu quo, pero también como un contenedor de reciclaje de un viejo burócrata priista cómo Alberto Haaz y un militante de este partido, el hoy fiscal anticorrupción Odracir Espinoza.
Haaz Díaz, tiene una trayectoria de 30 años como burócrata en gobiernos priistas y es fundador del Instituto Sonorense de Administración Pública (ISAP), una AC que se encuentra registrada en los padrones de proveedores de varias dependencias del Gobierno del Estado. Con información extraída a través de solicitudes de transparencia, se constató que del 2005 al 2017 el Gobierno le ha proporcionado apoyo por lo menos de 28 mdp, al igual que en 2017 la Secretaría de Educación y Cultura le aportó 3 mdp. Además, el edificio donde opera el ISAP es propiedad del gobierno estatal que se lo tiene cedido en comodato.
Haaz Díaz se integró al equipo de SC desde su salida de la burocracia en el arribo del gobierno panista de Guillermo Padrés y en el 2017 fue seleccionado para formar parte del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA). Fue el primer presidente de dicho comité, donde se negó a investigar el caso de la estafa maestra en Telemax.
Odracir Espinoza fue el director jurídico de SC, después de haber fungido como asistente de la otrora regidora de Hermosillo y hoy gobernadora Claudia Pavlovich. Para el 2015, Odracir fue nombrado Fiscal Anticorrupción de Sonora, una fiscalía creada con el solo objetivo de perseguir a personajes “relevantes” del padrecismo, no con el ánimo de procurar justicia, sino, de espectacularidad mediática que creará una percepción de un gobierno con honestidad total y ahora los raquíticos resultados de toda esta simulación saltan a la vista.
Leticia Cuesta, ex-periodista que relevó en la dirección de SC a Guillermo Noriega después de 11 años. Habiendo pasado un corto período de 1 año 8 meses y sin haber concretado algún proyecto de principio a fin , Cuesta aceptó la invitación del partido político Movimiento Ciudadano (MC) a ser candidata al senado en coalición con el Partido Acción Nacional (PAN). Sin algún mérito palpable para que el electorado pudiera considerarla como una candidata atractiva, solo le acompañó el discurso conceptual de moda, presentándose como la candidata ciudadana a pesar de competir en fórmula con un político convencional como el ex-priista Antonio Astiazarán y utilizando los recursos y las estructuras de MC y el PAN.
Guillermo Noriega ha sido aliado y cómplice del gobierno de Claudia Pavlovich. Participó en el proceso de selección para conformar el CPC del SEA, como integrante de la Comisión de Selección (CS).
Este proceso fue sumamente contaminado por la inundación de conflictos de intereses tanto de los miembros de la CS como de los seleccionados que integran el CPC, además de los procederes en la mecánica de selección: falsificaciones de firmas en las actas de sesión que actualmente se encuentran en un proceso legal, violación de leyes del SEA entre muchas irregularidades y ambigüedades más. Toda la operación dejó en claro que el CPC del SEA lo integran ciudadanos que le son convenientes al actual Gobierno del Estado y la prueba más palpable es su inoperancia. Noriega siempre defendió lo indefendible.
Guillermo también apoyo al gobierno municipal de Maloro Acosta declarándose abierta y fervientemente a favor de la concesión leonina para el Servicio de Alumbrado Público, la cual comprometió los principales recursos hacendarios del municipio de Hermosillo (traslado de dominio de bienes inmuebles y los prediales). Ahora es el delegado del IMSS en Sonora, después de haber sido detractor de López Obrador y de hacer fuertes señalamientos en redes sociales en contra de quién era el Dirigente Estatal de Morena, hoy Secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo.
Pero lo más absurdo es que tiene en su contra una demanda laboral (Núm. Exp. 1743/18) por haber incumplido durante los 11 años la seguridad social de la empleada encargada de la limpieza de SC mientras el fungió como director de dicha AC. Si el juez da el fallo a favor de la demandante (lo cual es lo más probable por las contundentes evidencias), Guillermo Noriega como delegado será el responsable de fincar responsabilidades para sí mismo, es decir, será juez y parte, una gravísima contradicción kafkeana de la cuarta transformación.
Además de que es urgente un diálogo serio de autocrítica en la 4T de Sonora sobre la selección de perfiles para ocupar delegaciones, lo mismo se debería hacer en la sociedad civil organizada. Es necesario que se hagan preguntas sobre su papel, efectividad, posturas políticas, medios de incidencia, porque en parte el voto popular del primero de julio del 2018 fue en contra de su “moral impoluta” y sus “soluciones expertas”.
Por: Aarón Tapia, Hermosillense, amante del sarcasmo y de la
buena polémica para el debate. Conductor de Ensalada de Tópicos.
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