En el estado de Tabasco, al sur de México, la erosión costera ya es una causa de desplazamiento forzado. Tan sólo en la comunidad de El Bosque, el mar ha derribado cerca de 70 casas, por lo que sus habitantes llevan más de cinco años librando una lucha para conseguir que el gobierno los reubique.
Para finales de junio del 2024, de las cerca de 90 familias que originalmente vivían en la comunidad, sólo quedaron 12.
“Ya no hay transporte que llegue hasta aquí”, cuenta Guadalupe Cobos, una de las afectadas. Su casa aún se mantiene en pie. “Decidimos quedarnos, aunque el mar sigue avanzando, porque no tenemos de otra. No tenemos recursos para rentar una casa y no sabemos cuándo nos reubicarán”.
Las pocas familias que aún viven en ese pequeño territorio tienen electricidad en forma intermitente. Los pozos de agua dulce ya no sirven: de ellos ya sólo se obtiene agua salada, por lo que se ven obligados a comprar el agua potable a los carros cisterna o pipas, como les llaman en México. Tampoco tienen centro de salud ni escuelas; los niños toman clases sólo dos días a la semana en un lugar improvisado.
Estas son tres claves para entender lo que ocurre en El Bosque y otras comunidades mexicanas afectadas por el cambio climático.
1. El caso de El Bosque
En la década de los ochenta, varias familias llegaron a la nueva comunidad que llamaron El Bosque, ubicada en un rincón del municipio de Centla, en Tabasco, al sur de México.
“El Bosque tenía todo: buena pesca, había comida. Era un lugar de oportunidades… Aquí empezó nuestra historia como familia. Aquí crecieron mis hijos. Aquí hicimos nuestras raíces. Este era un lugar maravilloso, porque teníamos todo y no lo sabíamos. Tampoco sabíamos que, en un futuro, todo eso se iba a acabar”, cuenta Guadalupe Cobos con nostalgia. Desde hace cinco años, ella y sus vecinos son testigos de cómo su comunidad es borrada del mapa. No exageran cuando aseguran que el mar se está tragando a El Bosque.
Desde 2019 y hasta junio de 2024, al menos 70 viviendas de El Bosque han sido derribadas por la fuerza del oleaje. En México, esta es sólo una de las varias comunidades que ya padecen los efectos de la “erosión costera”, término utilizado por la ciencia para sintetizar lo que sucede cuando el mar gana terreno y avanza hacia la tierra.
“Somos lo que ustedes llaman desplazadas climáticas”, así fue como Aurea Sánchez Hernández, habitante de El Bosque, se presentó durante una audiencia pública con los integrantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), realizada el 28 de mayo de este año en Brasil.
“Entre el 2005 y el 2020 perdimos más de 500 metros de geografía por el aumento del nivel del mar y los Nortes [tormentas]… El mar ha avanzado y no retrocede… Ese miedo al futuro que ustedes sienten cuando escuchan sobre el cambio climático, nosotros lo estamos viviendo”, afirmó.
2. Cómo determinar la erosión
Determinar que una región padece los efectos de la erosión no es sencillo. Entre otras cosas, se requiere contar con información de al menos los últimos diez años.
“La línea de costa es muy dinámica y puede variar de un año a otro, por lo tanto, para hablar de erosión costera es necesario identificar que existe una tendencia clara de retroceso a lo largo del tiempo”, explica Alec Torres Freyermuth, doctor en Ciencias y Tecnologías Marinas e investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Actualmente se puede estimar este fenómeno en cualquier parte del mundo a partir del análisis de imágenes satelitales. Sin embargo, la identificación de las causas puede resultar complicado debido a que son varios los factores que contribuyen a su formación: las tormentas, el incremento del nivel del mar y los impactos negativos del ser humano. Lo que sí se sabe con certeza es que hay varias “acciones locales”, como las llama el doctor Torres, que propician la aceleración de la erosión.
Entre ellas están la destrucción y deforestación de las dunas costeras por la construcción de carreteras, de viviendas o de puertos que funcionan como diques y retienen la arena que en forma natural debería llegar a otro sitio. Además, en geografías como la de Tabasco, donde los ríos caudalosos tienen una presencia preponderante, la situación es aún más compleja, porque todo lo que sucede a lo largo de esos ríos también afecta a la costa. La construcción de presas o la extracción de arena de los afluentes, por ejemplo, contribuyen a que lleguen menos sedimentos a la costa.
3. Los primeros, pero no los últimos
En todos los foros a los que acuden, los habitantes de El Bosque mencionan que ellos son de los primeros desplazados climáticos en México, pero también remarcan que, lamentablemente, no serán los últimos.
Tan sólo en el estado de Tabasco, cuatro comunidades más ya han registrado pérdida de su territorio y de viviendas por erosión costera y elevación del nivel del mar. También, en el estado de Veracruz, la comunidad de Las Barrancas, en el municipio de Alvarado, enfrenta la misma problemática.
Sin embargo, ninguna de esas poblaciones está considerada por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), de acuerdo con una solicitud de información de Mongabay Latam sobre las poblaciones con afectaciones por erosión costera.
Además de El Bosque, la dependencia respondió que los únicos otros dos lugares identificados son Cuauhtémoc, en la comunidad de San Mateo del Mar, en Oaxaca, y la comunidad indígena Comcaac de Punta Chueca, en el municipio de Sonora.
Además, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) no cuenta con un listado de comunidades que estén siendo forzadas a desplazarse por la erosión costera o el aumento del nivel del mar. “Se está realizando un análisis para identificar las localidades afectadas”, contestaron a otra solicitud de información.
Sin embargo, estos cambios no han pasado desapercibidos para los científicos de la región. En abril del 2023, la doctora Lilia Gama —investigadora de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco— y otros investigadores publicaron un artículo científico en el que determinan que en Tabasco hay, al menos, 76 localidades (55.8 % del territorio del estado) que podrían quedar bajo el agua. Para llegar a esa conclusión realizaron un análisis y cruce de información demográfica, valores de erosión costera y datos globales de elevación del mar.
Según el gobierno mexicano, las nuevas viviendas para la comunidad de El Bosque deberían estar listas en septiembre del 2024, sin embargo, las obras comenzaron apenas en junio de este año.
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Imagen principal: Imagen aérea que muestra el avance del mar sobre la comunidad de El Bosque, en Tabasco. Foto: Isabel Mateos
Publicado originalmente en Mongabay Latam