Por: Rocío Moreno

Han sido días conmovedores y potentes, ante las movilizaciones que ha desplegado la comunidad migrante, junto a miles de simpatizantes que se suman a las acciones dislocadas en diversas estados y ciudades de Estados Unidos. La razón de estas apariciones públicas es mostrar su desacuerdo ante lo dicho por el presidente Trump, sobre llevar deportaciones masivas de cientos de miles de inmigrantes. Pero ahora no vamos hablar sobre lo que busca hacer el gobierno, más bien, es para resaltar y poner mucha atención en la fuerza que se siente, y del poder de la gente que ha salido a las calles para manifestarse.

El domingo 2 de febrero, los manifestantes bloquearon la autopista 110, que se ubica en el corazón del centro de la ciudad de Los Angeles, California. Ahí, se tuvo una concentración masiva y lo que se vivió fue una fiesta política de los de abajo.

Sí ya saben como somxs los mexicanxs, ¡pa que nos invitan!

No puedo imaginar otro tipo de marcha más que el que vi ese fin de semana. La música a todo volumen, donde sonaban distintos géneros musicales como: banda, tambora, corridos, rap, mariachi, cumbias, rock, ska, y mucho más. Todo se escuchaba y más importante, se bailaba y se disfrutaba, se vivía la alegre rebeldía. Cuando nos vemos echar bulla y desmadre, me reconforto por saber que aún hay fibras profundas en nosotros, que los poderos están simplemente incapacitados para llegar a ellas, y entonces, sé que somxs fuertes. Como debe de ser una fiesta de los de abajo, también hubo mucha comida. Transitaban decenas de carritos de venta de comida con elotes, nieve, churros, dulces, fruta; unos más atrevidos y hasta vendían tamales, café, hotdogs, claro estos con verdura, chile y cebollas doraditas y mucha crema, y bueno, muchas más cosas. Siempre que intento describir las cosas que hacemos, el etcetera, no me ayuda mucho, pues ustedes saben que es una larga lista. Sobre esos vendedorxs, ellxs son el claro ejemplo de la peculiar forma en que vivimos los mexicanos. Dejen explicar eso, lo que quiero decir, es que aunque ellos también estaban marchando y manifestándose, también seguían en la chamba, en el trabajo del día a día, y es que así somxs. Pero no solo ellos lo ejemplificaron, también la presencia y enorme cantidad de niñxs que estaban en estas concentraciones, más allá de que marchaban junto a sus padres, las “bendiciones” jajaja, los hijxs siempre van en donde estemos, y ellxs además de ser ninxs, son migrantxs también. En nuestra comunidad no existe la idea y practica de esperar a que se den las “optimas condiciones” para entonces poder hacer lo necesario: comunidad, música, comida, baile, desmadre, la política de los de abajo.

Estas marchas y concentraciones (que no solo fue en Los Ángeles, sino, en cientos de ciudades de distintos estados del país), no solo había música y baile, también se habitó de picardía, burla, carrilla y albures que nos caracteriza tanto como pueblo. Aunque fueron muchas y no quiero usar el etcétera, que no me permite explicar la enorme cantidad de expresiones y acciones, solo quiero hablar sobre dos de ellas. En la primera, deben de leerla y sacar el tono en su mente, los que no son mexicanos, busquen a alguno, estamos en todos los lugares de este planeta -en verdad- no es broma, y entonces, pidan al mexicano que lea la siguiente frase ¡Chinga tu Migra! Y verán que sonreirá, de hecho, habrá una alta posibilidad de que se carcajee. Y si el tono de voz del mexicano es bajito, cuando diga esta frase por segunda vez, su voz será fuerte. ¡Chinga tu Migra! es una de mis favoritas, los invito a ustedes queridos lectores, a que la digan con el tono que le damos los mexicanos, pues solo así, es liberador.

La segunda, es un mariachi loco que más bien eran tres mariachis, pero no era un trio musical, era un mariachi y sí que lo era, y le echo talento como dice mi carnal Adelo, y pues se aventaron la canción titulada “sacaremos a ese buey de la barranca” ¡claro! En versión protesta y dedicada al Trompetas (Trump) jajaja y entonces, esa canción si la deben de buscar en su plataforma preferida para escuchar música, para que puedan hacerle el tono de manera correcta y canten junto a los mariachis que son tres, pero no son un trio musical y entonces cantar: Sacaremos a ese güey de la casa blanca, de la casa blanca sacaremos a ese güey, pobre güey, re güey, mágüey, mendigo güey. Ahora, ya saben una frase liberadora y una canción de protesta.

Así son las marchas de los de abajo, como es la vida de por sí. Cada uno carga con sus penas, pero sin dejar de caminar y de vivir. Nuestra lucha también es porque no nos quiten el gusto de bailar, de poner nuestra música en las calles, en los parques, en el freeway, en los callejones, en cualquier lugar que decidamos o nos toque estar; y que nunca olvidemos quienes somos; y que sigamos inyectando la refrescante dosis pertinente de reírnos del poder y los poderosos, incluso, de nosotros mismo.

Después de un agitado y ruidoso y fascinante fin de semana, se vivió la acción: Un día sin Inmigrantes. Con pocos días de anticipación y a través de redes sociales y de voz en voz (pues no contamos con los medios masivos), se convocó para sumarse a las acciones nacionales del lunes 3 de febrero -para los que les fuera posible- que se llamó Un día sin Inmigrantes, No escuela, No trabajo, No consumo. Y aunque ese tipo de iniciativas ya se han llevado acabo en el pasado, se siente una vez más la necesidad por reafirmar que, sin el trabajo de los inmigrantes, es imposible sostener a este país. Distintos estados y cientos de ciudades se sumaron en esta iniciativa. Las movilizaciones en la ciudad de Los Angeles, ha sido por obvias razones, la más expuesta y difundida. Por un lado, es en Los Angeles, donde hay más concentración de migrantes, pero también, es ahí, donde se han cocinado las movilizaciones históricas para lograr políticas migratorias justas. Lo cierto, es que NO podemos creer que solo en Los Angeles, es el punto de agitación, y lo vimos y sentimos, con las distintas apariciones que hicieron los inmigrantes en todo el país, en varias estados (Chicago, Kansas, California, Washington, Nueva York, Texas, etc), y ciudades. Tan solo en California, hubo muchísima actividad en distintas ciudades pequeñas y grandes (San José, Santa Ana, San Diego, Fresno, Sacramento, Oakland, Salinas, Watsonville, San Bernardino, Berkeley, etc).

Probablemente, la ausencia de inmigrantes donde se hizo más notorio, fue en los centros de educación básica. En la pequeña ciudad donde vivo actualmente, las escuelas se vieron vacías, por la tarde, la gente marcho y cerro algunas calles principales de la ciudad. También algunos comercios locales, cerraron sus negocios para sumarse a las demandas de la comunidad migrante. Para mí, que tengo solo dos años viviendo en este país, fue muy conmovedor sentirLOS.

¡No están solos!

Como mujer migrante en este país, puedo contestar y decirles a todos los que salieron, ¡ese apoyo si se ve! ¡ese apoyo si se ve! Y más que eso, -lo sentí-. Muchos jóvenes, incluso niños que llevaban sus pancartas, decía en sus cartelones, que salían para representar a sus padres, pues son hijos de inmigrantes. No se si hablaré de más, pero por primera vez, me sentí cobijada en este país. Van de nuevo, solo dos de mis frases favoritas ¡Aquí estamos y no nos vamos! ¡Sin papeles, sin miedo!

¡Si ya saben cómo somxs, pa que nos cucan!

Las movilizaciones seguirán, ya es imposible frenar. El gran reto como siempre, es como sostenemos la organización y como nos articulamos con los otros grupos que al igual que nosotros están luchando frente a todos los fascistas. Es muy duro e injusto que además de caminar contra corriente, también debemos de construir algo más allá. Me refiero, que no solo se necesita salir a las calles y mostrar nuestro desacuerdo frente a las políticas fascistas del actual gobierno, sino, más bien, de cómo vamos a garantizar que la vida, que nuestra cultura, nuestras comunidades, sigan existiendo.

P.D.

Me ha sorprendido que se escriba sólo para señalar a los latinos que dieron su voto a Trump, y de la división que hay entre nosotros. No digo que es mentira lo que están diciendo en sus escritos, pero eso, NO es la nota. Lo que verdaderamente es importante, es identificar y comprender lo que sí hay, y con esos, explorar las tantas posibilidades que podemos tener si organizamos nuestra rabia, nuestra desesperación antes estos golpes fascistas.


Publicado originalmente en http://Desinformemonos