Por Isabel Dorado Auz
Cada vez que sientas que estas siendo arrastrado por las tonterías de alguien,
repite estas palabras: No es mi circo, no son mis monos.
Proverbio polaco
Primer acto:
Aparece Claudia Pavlovich, haciendo un papel de reportera, en un ruletero de Hermosillo y establece un diálogo con una usuaria de una unidad de transporte urbano –a ver, usted siempre se sube a esta ruta- le pregunta, para posteriormente cuestionarle –y no tiene refrigeración, es que hay unos que si tienen- ante la respuesta afirmativa de la usuaria, luego se dirige al chofer -joven por qué no tiene refrigeración y luz este camión. Pareciera que la “gobernadora” se va enterando apenas que hay muchas unidades de transporte urbano que no tienen o no encienden la refrigeración en estos tiempos de verano con temperaturas superiores a los 40°C.
Segundo acto:
Se reúne un grupo de personas que se hacen llamar Consejo Ciudadano del Transporte Público, personajes que nunca fueron electos por la ciudadanía a la que dicen representar. Anuncian, a través de quien dicen es el presidente, un tal Jesús Elierse Caballero Lagarda, que los sonorenses tendrán tarifas diferenciadas de transporte público urbano. Desmiente que autorizaran una tarifa de 11.50 pesos e indica que dicho costo es una tarifa técnica y no un precio a usuario, ya que toma todos los factores implicados. Hay quien dice que tales “estudios técnicos” fueron proporcionados por la empresa que creó Eduardo Bours, SICTUHSA, para hacer del transporte público un “negocio” y que las ganancias ya no lleguen, como antes, solamente a los concesionarios del mismo.
Tercer acto:
Aparece José Luis Gerardo Moreno, presidente de SICTUHSA, y declara que “son insuficientes los 11.50 pesos de aumento a la tarifa, pues las necesidades de mejora en las unidades requieren de un costo por pasaje de 13.50 pesos. Indica, también, que en el análisis que hizo el Consejo para determinar la nueva tarifa técnica no se consideró la renovación de la flota de camiones, como tampoco se consideraron otros gastos
Cuarto acto, tal y como es esperado:
Se inconforma la ciudadanía a gran escala, no solamente Vigilantes del Transporte, quienes declaran que el incremento al costo del pasaje afectara a más de medio millón de sonorenses, por lo que en coordinación con otras organizaciones de la sociedad civil se hará presión para detener el incremento. En entrevista radiofónica, conceden que podrían aceptar un aumento de la tarifa de 7.00 pesos, la actual, a 8.00 pesos.
Quinto y último acto:
Al menos así lo espera quien dice gobernar el estado. Se asume por parte de la administración estatal una especie de subsidio que permita una tarifa entre 8.00 y 9.00 pesos, con lo cual se detendría el descomunal aumento que propone SICTUHSA y Claudia debiera aparecer como la salvadora de los sonorenses.
Así está escrito el guión, pero tiene un pequeño defecto, ya no nos tragamos las mentiras mediáticas. Si, en el mejor de los casos, solo aumentaran en un peso la tarifa del transporte, estaríamos hablando de un aumento del 14.28% que es superior al aumento del salario mínimo para este 2017, que fue de 9.58% si tomamos en cuenta los análisis más optimistas. Esto es, en lugar de hacer esfuerzos por combatir la pobreza en Sonora, se estaría dando un golpe más a la exigua economía del trabajador sonorense. Imagínese Usted, mi estimado lector, el golpe que se propiciaría si el aumento fuese de dos pesos o más.
Nos urgen verdaderos políticos que asuman un compromiso serio con la sociedad en general y dejen de favorecer solamente a quienes financiaron sus campañas políticas. Basta ya de tanta corrupción, en todos los sentidos.