Por Isabel Dorado Auz
Dicen los que saben, que el trasplante de árboles grandes debiera ser la última opción por considerar, ya que en muchos casos se realizan trasplantes en forma indebida por atender a exigencias de carácter político.
Dicen los expertos que, si bien es cierto que casi cualquier árbol puede ser trasplantado, también lo es que la escasa planificación, la carencia de profesionales bien preparados y lo costoso que puede llegar a ser el trasplante hacen inviables este tipo de operaciones. Cuando el árbol es grande, el trasplante presenta algunas dificultades, derivadas del tamaño del ejemplar en sí y, en su caso, del menor vigor propio por la edad, de las circunstancias del entorno en que se hallen, entre otras. Es probable, dicen, que, por el tamaño, el peso, las distancias a recorrer o el estado del ejemplar se requieran maquinaria, utillaje o tratamientos especiales.
Obviamente, en el trasplante de árboles grandes que autorizó el Toño en el área verde de Luis Encinas y Veracruz, no hubo un tratamiento especial y no se cuidaron las mínimas reglas de operación para garantizar la sobrevivencia de estos. Fotografías, tomadas por quien esto escribe y Francisco Salcido, dieron cuenta en redes sociales de la forma irregular en que se operó el trasplante y es muy posible que haya una muy baja sobrevivencia a pesar de los buenos augurios que me expresó Rogelio Molina Freaner, quien coordinó estos trabajos.
Nos tocó presenciar, a Francisco Salcido y un servidor, como se trasplantaron un guamúchil y un mezquite con los más mínimos cuidados. Esto es, no hubo una preparación previa al árbol para que soportara el trasplante y, en el caso del mezquite, la poda fue inmediatamente anterior al trasplante. Seguramente, la apuesta es a que son árboles muy resistentes, en el mejor de los casos, o a que menosprecian los servicios ambientales que estaban prestando en ese lugar en específico.
Total, nos toca a Nosotr@s, como Sociedad, darles seguimiento a los árboles trasplantados y, si es factible, levantar una demanda ambiental contra el Ayuntamiento. Claro está, se requeriría de abogados con conocimiento y comprometidos con el tema ambiental, para evitar que en el futuro decisiones políticas provoquen una pérdida irreparable de áreas verdes.
Al estilo, de espaldas a la Sociedad, el Toño ordenó que se realizara este ecocidio en horas en que nuestro Colectivo estaba desarrollando la jornada número 191 de limpieza y reforestación. Por tal motivo, la voz de alarma llegó demasiado tarde y no pudimos organizar la resistencia para evitar este daño ecológico.
Se hizo un llamado al Instituto Municipal de Ecología, pero poco o nada hizo al respecto, la procuraduría ambiental de la Profepa, al parecer sigue sin titular en el estado de Sonora. Razones por las cuales se dificulta detener este tipo de acciones justo cuando se están desarrollando.
En concreto, no solo se mutilan Mantarrayas en Huatabampo o se promueve la caza de guajolotes silvestres en Yécora, sino que también continúa la pérdida de áreas verdes en Hermosillo. Todo lo anterior en el contexto del calentamiento global, cuando se supone que como Sociedad somos más sensibles al tema del cuidado ambiental.
Fotos: Ciudadanía Activa