El objetivo es limitar el aumento de la temperatura promedio del mundo en 2º Celsius o 3,8º Fahrenheit por encima de las temperaturas que se registraban antes de la era industrial. Esto exigirá cooperación a nivel mundial a una escala sin precedentes, así como la descarbonización de la economía. En otras palabras, la gente tendrá que dejar de utilizar combustibles fósiles, como carbón y petróleo, y depender de fuentes de energía renovable, como la energía solar o la eólica.
Por: Amy Goodman y Denis Moynihan
Jefes de gobierno de todo el mundo se reunirán en París dentro de tan solo un mes a fin de concretar un tratado para hacer frente a la amenaza global que representa el cambio climático. El cambio climático es real, va en aumento y, según el creciente consenso de los científicos, es claramente ocasionado por la actividad humana. Desde los albores de la era industrial, los seres humanos han estado vertiendo contaminantes al cielo como si la atmósfera fuera un pozo sin fondo, capaz de absorber una infinita cantidad de humo y gases. Estos gases de efecto invernadero han formado una especie de manta alrededor del planeta que retiene el calor del sol.
Las señales de la crisis se observan en todas partes: 2015 va camino a convertirse en el año más caluroso que se haya registrado. El Huracán Patricia azotó las costas de México la semana pasada. Patricia fue el huracán más intenso que se haya registrado en el hemisferio occidental. Y fue intenso no solo por su poder sino porque se formó a gran velocidad, prácticamente de un día para otro dejó de ser una tormenta tropical para transformarse en un huracán.
En el Golfo Pérsico, según informaron científicos esta semana, “es probable que ciertos centros poblados experimenten temperaturas intolerables para los seres humanos a consecuencia de crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero generados por la actividad humana”. En otras palabras, en ciudades como Doha, en Qatar, y Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, la temperatura durante el día será simplemente demasiado alta para que los seres humanos puedan sobrevivir afuera más de unas pocas horas. En las zonas polares, el hielo se derrite a un ritmo sin precedentes y el océano se calienta, lo que produce que el agua se expanda. Ambos fenómenos están provocando el aumento del nivel del mar, que ya afecta a pequeños países insulares como Tuvalu, Kiribati y las Islas Marshall en el océano Pacífico y las Maldivas en el océano Índico. Los científicos predicen que cientos de millones de personas se verán finalmente obligadas a abandonar las ciudades costeras del mundo.
El objetivo es limitar el aumento de la temperatura promedio del mundo en 2º Celsius o 3,8º Fahrenheit por encima de las temperaturas que se registraban antes de la era industrial. Esto exigirá cooperación a nivel mundial a una escala sin precedentes, así como la descarbonización de la economía. En otras palabras, la gente tendrá que dejar de utilizar combustibles fósiles, como carbón y petróleo, y depender de fuentes de energía renovable, como la energía solar o la eólica. Según sostienen los científicos y asesores en políticas públicas, si esta transición se lograra a tiempo, si se lograra antes de que la temperatura superase ese umbral crítico de 2º Celsius, entonces, el clima del planeta podría salvarse. Si los seres humanos dejan que las cosas continúen tal como están y no hacen nada o si toman medidas a medias, el cambio climático será irreversible y catastrófico.
Habrá mucho en juego en la cumbre sobre cambio climático de París. El encuentro es organizado por Naciones Unidas y su nombre abreviado es COP21, en referencia a la 21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, o CMNUCC. El proceso se inició en la “Cumbre de la Tierra de Río”, que tuvo lugar en Río de Janeiro en 1992, y culminó con el Protocolo de Kyoto en 1997. Si bien ese fue un tratado vinculante, algunos países se negaron a ratificarlo, entre ellos, el mayor contaminante del mundo que haya existido en la historia, Estados Unidos. Esta vez, cada país hará promesas voluntarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sin que haya manera de obligar a su cumplimiento.
¿Cómo hará Estados Unidos para transformar radicalmente su economía y deshacerse de los motores de combustión interna, el gas extraído por fracturación hidráulica y las plantas de carbón para el año 2050? El sector de los combustibles fósiles ejerce una gran influencia sobre cada nivel de gobierno en Estados Unidos, lo que torna prácticamente imposible llevar adelante cualquier tipo de cambio, inclusive un cambio gradual. Gracias a la notable cobertura de los ganadores del Premio Pulitzer, InsideClimate News y el Los Angeles Times, sabemos ahora que ExxonMobil estudiaba y comprendía el cambio climático ya en la década de 1970. A pesar de ello, Exxon ocultó sus propios hallazgos respecto a que los combustibles fósiles podrían provocar el calentamiento global, la modificación del clima y el derretimiento del hielo del Ártico.
Bill McKibben, fundador de 350.org, grupo activista que lucha contra el cambio climático, me dijo: “Se trata de uno de los más importantes, o tal vez del más importante golpe de investigación que se haya dado en décadas. La notable labor de esos periodistas merece convertirse en parte del consenso que el planeta entero deberá lograr en relación a la mayor crisis a la que se han enfrentado los seres humanos. Probablemente Exxon sea la única institución de la Tierra que podría haber ahorrado estos 25 años de falso debate que hemos mantenido en relación al cambio climático. Si en 1989, cuando Jim Hansen, de la NASA, de pie ante el Congreso, dijo ‘Sí, el planeta se está calentando’, si en ese momento Exxon hubiera dicho: ‘Saben que sí, tiene razón. Nuestros científicos, que son expertos es este tema, confirman todo lo que está diciendo. El mundo se ve ante un claro problema’. No habríamos resuelto el calentamiento global, pero estaríamos bien encaminados. No nos habríamos embarcado en un cuarto de siglo de negación y debate”. McKibben se sintió tan indignado con las revelaciones de que Exxon ya tenía información sobre el calentamiento global desde los años 70 que hace algunas semanas caminó hacia la estación de servicio de Exxon de su localidad en Vermont y obstruyó el acceso a una bomba de combustible portando un cartel que decía: “Esta bomba fue clausurada temporalmente porque Exxon mintió acerca del cambio climático”. McKibben fue arrestado, pero hasta la fecha ninguno de los directivos de Exxon ha enfrentado cargos por encubrir sus hallazgos o por mentirle al mundo entero.
Mientras los líderes del mundo se encuentren reunidos para la COP21 en Le Bourget, un imponente centro de convenciones ubicado en París, se espera que cientos de miles de personas se vuelquen a las calles. Los organizadores de la manifestación llaman a llevar a cabo acciones a nivel mundial el 28 y 29 de noviembre en demanda de un acuerdo justo, ambicioso y vinculante que haga frente y que, en definitiva, revierta el potencial catastrófico del cambio climático provocado por la actividad humana. Si los líderes fracasan, muchas personas estarán allí, listas para tomar la Bastilla.
Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2015/10/30/toma_de_la_bastilla_en_la