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#DiasdelFuturoPasado 86

Por Jorge Tadeo Vargas

Hace unos días platicaba con un amigx sobre la huella climática que van dejando las plataformas de servicios de “streaming”, tanto de audio como de video. Y es que se puede pensar que estos, al ser servicios intangibles, su impacto ecológico debería de ser menor que aquello que pasó por un proceso de extracción, producción, distribución y consumo, pero no lo es, el final el modelo de producción-consumo tiene como base la naturaleza y los impactos a los ecosistemas y las comunidades humanas vulneradas.

Esta forma de escuchar música, ver series, películas es responsable de alrededor de trescientos millones de toneladas de CO2 anualmente y van en aumento, pues lo que nos dice la obsolescencia percibida es que junto a nuestras cuentas de “streaming” necesitamos una “Alexa” (o cualquier otra aplicación similar) a quien pedirle que ponga lo que queremos escuchar o ver. Esto ha logrado que estas plataformas sean las responsables de casi el veinte por ciento de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Así contribuye el capitalismo de plataforma a la crisis climática. Esta es nuestra mayor participación.

Aunque no existen datos sobre la cantidad de emisiones que arrojan solo las redes sociales en concreto, se sabe que la transmisión de datos por internet genera treinta mil toneladas de CO2 al año, de aquí es fácil calcular que el uso de las redes sociales es responsable de una gran cantidad de estas toneladas de emisiones de Gases de Efecto Invernadero.

Esto tiene una raíz profundamente insertada en el capitalismo que nos vende la idea de la intangibilidad que de cierta forma no nos permite preguntarnos qué tantos recursos reales se necesitan para que estas plataformas funcionen 24-7-365. Estos recursos físicos que se necesitan para mantener todo funcionando, desde los edificios, electricidad, aire acondicionado, servidores, empleados hasta la descentralización de los mismos, teniendo edificios conectados en todo el mundo, además, si a esto le sumamos la burbuja que se ha venido creando con las plataformas de ventas por Internet muy popularizadas en los últimos cinco años como mínimo, deja claro que no existe un esfuerzo real por detener la crisis climática, aunque solo se hable de ella en cuestiones de transición energética. Aquí vemos que es mucho más complejo.

Muchos economistas, especialmente aquellos con una fuerte tradición marxista no alcanzan a dimensionar el capitalismo de plataforma en toda su magnitud; lo ven como una burbuja más que el final explotará y de nuevo se hará otra. Para ellos al final estas se basan en la producción para funcionar.

A mi juicio este es un error de apreciación, donde para variar el tema ecológico y/o socio-ambiental no lo ponen en donde se merece por la importancia que tiene, y mucho menos se entiende la relación que tiene con el capitalismo que funciona básicamente como placebo para mantener un control sobre la parte de la clase trabajadora con más privilegios, mientras que aquellos que viven en las zonas de sacrificio y en las regiones donde el modelo de producción-consumo que lo sostiene, están viendo como son vulneradas de todos sus derechos. Así es como el Nuevo Feudalismo va apareciendo de a poco hasta normalizarse.

Volviendo a los impactos que genera el capitalismo de plataforma, mi amigo comentaba que tal vez no se está contabilizando lo que arroja el nuevo boom del vinilo –la plática había iniciado hablando de música – esta si es una burbuja que  tendrá un tiempo muy corto en este nuevo resurgir del vinil. No se sostendrá con lo que se viene en el futuro, a menos que se busque como hacer vinilos con material reciclado.

La otra pregunta que ya nos hacíamos entre los que estábamos en esa plática es mucho más compleja y por eso la traigo por acá para abonar el debate, a la discusión. Desde nuestros privilegios de estar en el borde de Elisyum, de ser los elegidos para mantener la rueda de este capitalismo funcionando, a los que nos es imprescindible el uso del Internet y las redes sociales en el día a día ¿Qué nos toca hacer? ¿Qué decisiones debemos de tomar? O aceptamos que estamos condenados al colapso o buscamos una forma de adaptación, de organizarnos para que esta dependencia sea menor. ¿Qué se les ocurre? La reflexión –muy jodida y pesimista– es que estamos comenzando a normalizar la obsolescencia percibida, no cuestionamos la tecnología, ésta que solo tiene como propósito que estemos conectados 24-7-365, al contrario comienza a parecernos necesaria, que no podemos prescindir de ella mientras compramos rebeldía enlatada, mientras nos encaminamos al colapso socio-ecológico. La respuesta es clara, lamentablemente los conceptos como colectivo, apoyo mutuo, solidaridad, comunalidad, también han sido cooptados por el sistema.

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Desde el infierno en Ankh-Morpork

Mayo 2022

*Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de X.

Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.