Isabel Dorado Auz

Para muchos fue sorpresa que estallara la Huelga en la Universidad de Sonora el pasado 28 de abril. Intentar entender por qué los académicos decidimos dar ese paso quizá tenga que ver con una serie de agravios relacionados con la violación permanente al Contrato Colectivo de Trabajo con el ingrediente adicional de la incertidumbre que provoca el tema del ISR.

Durante años, en algunos casos sobrepasan un lustro, muchos docentes hemos solicitado que nos respeten nuestro derecho a que se nos reconozcan algunos años de antigüedad, que en algunos casos si son reconocidos por el ISSSTESON, pero no por la Universidad. Esta situación afecta el sueldo que percibimos y también es un factor importante en los procesos de evaluación relacionados con los concursos de evaluación curricular y de oposición en cuyas convocatorias la antigüedad puede determinar quien gana y quien pierde en esos concursos. Pareciera que es una forma de castigo, desde la autoridad universitaria en contra de quienes cuestionamos algunas irregularidades que son muy evidentes. Un buen número de los que votamos por Huelga lo hicimos en función de este tipo de agravios.

Durante años, también, se ha solicitado por parte del sindicato que se sometan a concursos de oposición cientos de plazas de tiempo completo que ya están dentro del presupuesto universitario, pero que curiosamente permanecen vacantes, lo cual no permite darle estabilidad laboral a cientos de profesores de asignatura. 

Prácticamente, en cada revisión los docentes hemos creído en promesas que no se cumplen y una de ellas, muy recurrente, es que se implementará un programa de indeterminación que resolvería gradualmente el problema y siempre en la implementación el proceso queda inconcluso.

Cuando se firmó el convenio con el ISSSTESON se nos afirmó que el servicio mejoraría significativamente, dado que ahora que pagamos más sería posible enfrentar los rezagos y ofrecer el servicio de calidad que exigíamos los universitarios. La triste realidad es que el servicio sigue siendo deficiente a pesar de la merma de nuestros salarios

Año con año se nos ha impuesto el tope salarial neoliberal a pesar de que ahora gobierna la 4T. Eso ha significado que año con año vayamos perdiendo poder adquisitivo y lo cual no logra resarcirse con los 100 millones de pesos que hoy anuncia como apoyo adicional el gobierno del estado. Se supone que la implementación de la ley 169 daría oportunidad de redistribuir el ingreso para adelgazar la burocracia dorada, la que en algunos casos gana más que el presidente de la República y en la que curiosamente no se fija Luis Alberto Medina cuando cuestiona los “privilegios” de los docentes universitarios.

Parecen no entender, autoridades universitarias y del gobierno del estado, que los sueldos que perciben la mayoría de los maestros de horas sueltas son raquíticos a pesar de ser estos académicos el pilar fundamental de la docencia universitaria. Este sector ha sido el más agraviado y el que seguramente decidió estallar la Huelga.

Por último, no hay que dejar de lado el gran grado de incertidumbre que genera la actualización del ISR. Según cálculos de la dirigencia sindical, en la presente revisión salarial un escenario posible es que ganaremos menos una vez aceptado el tope salarial del 4%. Esto es, no solo perderemos poder adquisitivo con un aumento menor a la inflación, sino que ese aumento sería inferior al monto que nos está requiriendo el gobierno federal en relación al ISR, lo cual se vería reflejado en un pago inferior en la nómina a partir de la siguiente quincena.

Por todo lo anterior, suena a burla una publicación que están circulando funcionarios del gobierno del estado relacionado con el gran apoyo extraordinario que se está ofreciendo en esta revisión.

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