El mensaje que manda el vocero es muy claro, los priistas tienen incapacidad para adelantarse a los hechos y actúan, parece decir, por impulsos más que por decisiones bien razonadas.

Por: Isabel Dorado Auz.

Leí con mucha atención la columna del Zancudo que publicó este pasado sábado 1 de abril, a propósito del desalojo violento llevado a cabo por la fuerza pública en contra de los manifestantes del Poblado Miguel Alemán. Después de leerla y releerla, me queda muy clara la conclusión, el desgobierno de Claudia Pavlovich nos puede llevar a un episodio similar al de San Ignacio Río Muerto, tal y como lo advierte, también, Rosa María O´Leary.

El ahora vocero de Claudia achaca a los panistas, fieles aliados del priismo, todo lo ocurrido en el Poblado Miguel Alemán cuando dice “Hay que reconocer que, como ensayo de provocación, el bloqueo carretero que los panistas organizaron ayer en la ruta a Bahía de Kino les salió muy bien”, para luego achacar a ese partido toda la estrategia mediática de redes sociales posterior al desalojo. También justifica el desalojo en contra de 50 personas, minimizando siempre la protesta social, para acallar la “protesta por la cancelación de 21 concesiones de transporte suburbano, por reiteradas violaciones a la ley”.

Aunque el vocero habla de Diálogo, los personajes que menciona son funcionarios que, obviamente, no tenían la capacidad de llegar a un acuerdo con los manifestantes. Debió haber asistido el Director del Transporte, otorgando garantías para poder trasladar las negociaciones a la Ciudad de Hermosillo. El vocero, también, recurre a la mentira cuando asegura “Se habla mucho del uso excesivo de la fuerza para desalojar a los manifestantes, pero asentado el polvo de la refriega, el saldo es de cero heridos y 37 detenidos, muchos de los cuales ya han sido liberados”. Fueron los mismos lesionados los que lo desmintieron en video que circuló El Imparcial, donde se muestras las heridas ocasionadas por las balas de goma.

Comete, sin embargo, un error importante el Chapo Soto cuando afirma: “Se les desalojó porque estaban violentando la ley y afectando a terceros, aunque, vale decir, lo hicieron atendiendo una consigna de su partido que a todas luces buscaba provocar el desalojo por parte de la fuerza pública, como ocurrió”. El mensaje que manda el vocero es muy claro, los priistas tienen incapacidad para adelantarse a los hechos y actúan, parece decir, por impulsos más que por decisiones bien razonadas. Aunque después intenta congraciarse cuando afirma que “Ese desalojo se llevó a cabo conforme a los protocolos del caso, incluyendo la presencia de visitadores de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos”. Quienes conocemos a la CEDH nos mueve a risa el comentario y respecto a los protocolos es obvio que apuntar con un arma a niños y representantes de la Cruz Roja, no es precisamente cumplir con ellos.

Finalmente, hay que resaltar la advertencia “Lo de ayer fue un ensayo que, a no dudarlo, repetirán cuantas veces tengan la oportunidad, pues nada les vendría mejor que en una de esas, algún policía deschavetado (que los hay) provoque alguna desgracia de mayores dimensiones”. Aunque señala al PAN como responsable del conflicto, el destinatario de este comentario es el desgobierno de Claudia Pavlovich. Nos lleva a pensar que, una vez más, la falta de análisis de la problemática social explica por si solo la falta de conducción política.

Para cerrar, solo diré que Guillermo Padrés, aliado con el priismo, aceptó como procurador de justicia a Abel Murrieta sellando un pacto de impunidad con Eduardo Bours, tras los lamentables sucesos de la guardería ABC. Decir, también, que el Maloro mantiene en la contraloría municipal a un panista que le está cubriendo las espaldas a Alejandro López Caballero. En resumen, otro desatino de la gobernadora pudiera llevarnos a una tragedia similar a la de San Ignacio Río Muerto, y que los muertos no necesariamente los aporten los panistas, quienes por otra parte han dado bastantes muestras de complicidades con los priistas.

 

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