“Si no puedes tener la razón y la fuerza escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero la lucha toda sólo la razón vence. El poderoso nunca podrá sacar razón de su fuerza, pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razón”.
Sub Comandante Marcos/Galeano
Por: Jorge Tadeo Vargas.
El diez de diciembre se conmemora el Día Global por los Derechos Humanos. Esta conmemoración sirve para recordar todo lo que nos hace falta avanzar con respecto a la justicia y a la buena convivencia no solo entre los seres humanos sino con el planeta en general. Sirve también para denunciar como el modelo de producción-consumo mediante la extracción y la privatización de los bienes naturales estratégicos viola nuestros Derechos Humanos; violentando, criminalizando, asesinando a todas aquellas personas que se organizan para la defensa de los territorios; por la tanto por la defensa de la justicia socio-ambiental.
Cada diez de diciembre las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos nos recuerdan con sus informes anuales que a medida que el modelo avanza, las resistencias crecen y con esto aumenta la violencia. No es casual que la mayor parte de las acciones que implementa el sistema contra los defensores de los Derechos Humanos sea en el Sur Global; pues justo ahí donde se encuentran los bienes naturales estratégicos que el modelo de producción-consumo necesita para continuar con su hegemonía. Violencia que se aplica con toda la complicidad de los gobiernos.
Desde hace algunos años este día se empata con la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP) de la ONU; espacio que en teoría reúne a jefes de gobiernos, iniciativa privada y sociedad civil para llegar acuerdos que nos ayuden a sobrellevar la actual crisis climática. Esto es en teoría; pues en la realidad las COP se han convertido en espacio de cabildeo donde las corporaciones transnacionales y los gobiernos del Norte Global con toda la complicidad de los gobiernos del Sur Global negocian acuerdos económicos para continuar perpetuando el modelo extractivo y privatizador que nos rige actualmente. Aunque esta viene siendo la tendencia desde Copenhague en el 2008 donde se construyó el borrador inicial para el fortalecimiento de los Mercados de Carbono y sus mecanismos; llámense REDD, NAMAs, MDL, etc., etc. Los acuerdos se habían mantenido al menos en el maquillaje verde y socialmente responsable; incluyendo algunos apartados que intentaban recuperar la participación social; un apartado importante para impulsar medidas de mitigación que a su vez fueran medidas de adaptación.
Esto no pasa en realidad pero eran mecanismos que ayudaban a detener algunos proyectos dentro de los Mercados de Carbono que tendrían impactos negativos en las comunidades donde se implementarían. Esta era su única función: servir de presión social y dar ciertas victorias a las activistas comunitarias y defensores de los Derechos Humanos. Las COP en resumidas cuentas es un espacio para el cabildeo, para las negociaciones entre los culpables directos de la crisis climática que tiene como raíz una crisis sistémica y civilizatoria; no es un espacio de solución o de soluciones reales basadas en medidas de adaptación que den como resultado medidas de mitigación. La sociedad civil que se presta al juego participando en los espacios no oficiales del espacio oficial se convierten en cómplices indirectos por más buenas intenciones que se tengan.
Este año el borrador (ya firmado) del acuerdo de la COP 21 sale a la luz justo el Día Global por los Derechos Humanos y tienen como novedad; que los países firmantes han decidido que no sea un acuerdo vinculante; es decir que los Derechos Humanos quedan fueran del acuerdo. Todas las falsas soluciones que se proponen dejan fuera este tema; no lo tocan ni siquiera de forma residual, también se queda fuera el tema de equidad de género; desconociendo con esto que las mujeres son de los grupos más impactados por la crisis climática. El tema de justicia queda fuera de todo el acuerdo.
De igual forma sacan del acuerdo a la industria marítima y aérea; dos de las industrias que más contribuyen al cambio climático; siendo este uno más de los acuerdos firmados que no son vinculantes; con objetivos poco claros, sin un objetivo real y con propuestas por países que parecen acuerdos comerciales donde los beneficiarios son las corporaciones transnacionales y los gobiernos del Norte Global. No presenta medidas de adaptación que fomenten acciones ciudadanas y comunitarias; al contrario los Mercados de Carbono se fortalecen aún más con este acuerdo que con declaración de “el fin de la era del combustible fósil” dejan muy clara su demagogia; pues al no existir un cambio de matriz energética; mucho menos un cambio en el modelo de producción-consumo cualquier solución propuesta no deja de ser una falsa solución, de final de tubería que no llega a las causas raíz del problema.
Ante un nuevo fracaso de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático no queda más que seguir resistiendo desde abajo y cuando hablo de resistir no me refiero solo a la confrontación directa; sino hablo de la búsqueda de alternativas comunitarias contra el modelo; alternativas de autogestión y autonomía que partan del reconocimiento de las verdaderas necesidades del planeta y sus habitantes; es decir desde un enfoque ecosistémicos que nos permita organizarnos para seguir en la defensa. Hoy más que nunca esto se antoja obligado.