#DíasdelFuturoPasado 98

Por Jorge Tadeo Vargas

Hace unos días Andrés Manuel López Obrador se reunión con John Kerry, el enviado especial del gobierno de Joe Biden para el clima, para hablar de las acciones y/o medidas que desde el gobierno federal se están tomando contra el cambio climático, y del “New Green Deal” que el gobierno estadunidense piensa presentar con bombo y platillo en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), a llevarse a cabo en Egipto este mes.

El presidente de México presentó tres secciones en las que divide la estrategia de su gobierno para reducir (en palabras del presidente) el treinta por ciento de los Gases de Efecto Invernadero. Estas secciones son: natural, transporte bajo de carbono y regulación y fomento industrial. Según los datos presentados por López Obrador, con esto se pretende mitigar anualmente un total de 88.9 millones de toneladas de Dióxido de Carbono (CO2) hasta el 2030. Esta es la estrategia del gobierno federal, sin contar su Plan Sonora para el tema de energías renovables, del cual hablaremos en otra ocasión.

Ahora bien, si analizamos cada una de las secciones del plan estratégico de este gobierno contra el cambio climático, vemos que no dejan de ser falsas soluciones que no son más que un intento muy burdo de pintarse de verde, cuando en la realidad lo que se busca es entrarle al nuevo colonialismo de los pactos verdes y las necesidades del Norte. Es decir, mantener una forma de control de la naturaleza por parte de los países que están armando sus planes tecnócratas, donde el Sur es el principal proveedor de los recursos que necesitan para lograr sus objetivos.

Hagamos el ejercicio, comenzando con las acciones que se presentan dentro de lo que el gobierno llama la sección natural. El primero de ellos es el programa Sembrando Vida, mismo que se lanzó desde el inicio de esta administración y el cual al leer de que va, vemos que es un programa que le da continuidad al que lanzó en su momento el gobierno de Felipe Calderón llamado Probosque, el cual fue un fracaso rotundo que a la fecha seguimos pagando. Sembrando Vida es el programa con más opacidad de la 4T, no existe mucha información de como se están manejando los recursos, a quién se les da (y qué se les quita sin avisar), además de que no hay estudios con enfoque ecosistémico, ni de posibilidades de éxito. Los programas siguen la tendencia de Probosque de convertir territorios en zonas de mono-sembradíos sin relación con la zona donde se implementan, además de que al ser un programa que se presenta desde arriba, es fácil que se dan los actos de corrupción que se ya están dando y que se han denunciado por muchos campesinos.

El Sembrando Vida es un fracaso que está costando millones de pesos, y que su función como un proyecto de mitigación al cambio climático es muy cuestionable, si no es que nula, contribuyendo más al aumento de otras afectaciones climáticas como es la desertificación, la sequía y la pérdida de biodiversidad.

La siguiente estrategia en la sección natural es la creación de nuevas Áreas Naturales Protegidas (ANP). Esto en el papel no es una mala idea, recuperar y proteger los ecosistemas se traduce en mayor captura de carbono biológico y una mitigación natural. Sin embargo, si pensamos que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), desde la llegada del gobierno actual trabaja con menos de la mitad del recurso que tenía en administraciones pasadas, con oficinas cerradas en todo el país por la falta de dinero: hay un abandono en muchas de las ANP a nivel nacional.

Por otro lado, no hay una prohibición por ley de las actividades extractivas dentro de ellas, por lo que el riesgo de que empresas mineras, hidráulicas, incluso ganadería industrial o proyectos de mega turismo se puedan instalar en ellas, con lo que cualquiera de ellas, tanto las que ya están sin protección como las que se formalicen en esta administración, pueden verse afectadas, por ejemplo, por un proyecto de Sembrando Vida de palma africana como monocultivo. Esto es uno de tantos que pueden ocurrir.

Por último, desde mi trabajo, al menos a mí me ha tocado documentar tres emergencias socio-ecológicas dentro de una ANP, en las cuales no solo no ha habido castigo para los responsables, sino que no existen a la fecha un solo programa de restauración y/o reparación ecológica por parte de las autoridades federales. El impacto es grande e irá en aumento, sin que la CONANP haga algo por resolverlo. No tiene los recursos necesarios, su función en estos años es más de parapeto que de protección.

La última es la Estrategia Nacional del Carbono Azul, que no es sino la farsa de mercantilizar con la naturaleza, convirtiéndola en un repositorio de CO2, en una salida de final de tubería que no cuestiona el modelo, solo adapta soluciones tecnócratas a las necesidades del sistema. El llamado Carbono Azul, es una falsa solución que no solo se ha demostrado su poca funcionalidad, sino que su efectividad es contraria, es decir, hay un aumento en las emisiones de otras Gases de Efecto Invernadero que son mucho mas agresivos que el dióxido de Carbono.

Estas estrategias no solo no mitigan (de adaptación ni hablamos) sino que contribuyen al aumento de emisiones y mercantilizan la naturaleza y sus dinámicas, al servicio del modelo de producción-consumo. Es pues una serie de falsas soluciones con el objetivo de ponerle precio a los ecosistemas, a la par de fortalecer el neo-feudalismo dando entrada a todas esas ideas tecnócratas que están presionando fuerte para tomar el control de la crisis climática.

La segunda sección es un tanto esquizoide, por llamarla de alguna manera, e igual que la anterior se centra en falsas soluciones muy cercanas al Green New Deal promovido por Joe Biden, con un fuerte apoyo de personalidades como Naomi Klein, Alexandria Ocasio-Cortez, Bernie Sanders entre otros. El mejor ejemplo de esto es la estrategia de electromovilidad que apuesta por los carros eléctricos como una solución sin revisar que esta solo es de final de tubería, que no apuesta por ir a la problemática de raíz, mucho menos revisa cómo todo el proceso puede ser más contaminante que lo que tenemos actualmente. Esto dejando fuera el plan de socializar los costos con el Sur Global, mientras el Norte va formando el espejismo de mitigación para mantener su forma de vida.

Una verdadera alternativa de adaptación/mitigación es elevar el transporte público a la categoría de Derecho Humano, con lo que se tendría que invertir en mejorar esa forma de movilidad, yendo hacia una mucho más sustentable y sostenible.

Cuando pienso en la segunda estrategia no se si reír o de plano darme por vencido, a sabiendas que todo se queda en la superficie. El trabajo remoto forma parte de lo que se conoce como capitalismo de plataforma que, si bien puede mover mucho dinero, no es la base directa de los impactos socio-ecológicos: es una causa-consecuencia, pero hasta ahí. Nada resuelve que los ─llamados por David Graeber─ “trabajos de mierda” se hagan desde casa, es decir, promover el trabajo remoto cuando las zonas de sacrificio y los polígonos industriales siguen siendo los principales emisores de gases de efecto invernadero. Esta estrategia es tan absurda como pensar que una campaña contra el cigarro puede acabar con el cáncer de pulmón. La estrategia de trabajo remoto es de lo más absurdo de todo el programa nacional contra el cambio climático.

El reactivar el transporte ferroviario es de las pocas ideas que puede tener una base más sustentada, sin embargo, aquí vale la pena preguntarse para qué, hasta dónde y cuáles son las necesidades reales de esta reactivación, pues si esto parte de la idea de fomentar el mega turismo, la industria, no es sino otra falsa solución. Si pensamos en el transporte ferroviario como lo viene planeando el gobierno federal, los daños en la naturaleza son mucho más dramáticos que la mitigación contra el cambio climático. Esta estrategia busca fortalecer más el modelo de producción-consumo desde el capitalismo tardío hacia el neo-feudalismo.

Por último, la sección de regulación y fomento industrial es la más absurda de todo, pues lo que busca es una responsabilidad extendida a los productores (sin llamarlo así) y acciones compartidas, sin entender que lo que se necesita es mayor regulación no solo pensando en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sino en todo el daño que están causando a la salud ambiental con sus prácticas ecocidas.

Como la próxima semana hablare sobre el Plan Sonora, que es la base del tema energético del gobierno federal, así que me concentraré solo en la Estrategia Nacional de Economía Circular, una de las farsas (que se está regulando para volver ley) más criminales de este gobierno, pues de cierta forma intenta legitimar que existan los polígonos industriales y las zonas de sacrificio con todas las violaciones a los Derechos Humanos, los daños a la salud ambiental y las muertes de cientos de miles de habitantes de las poblaciones que se encuentran justo en esos lugares. La economía circular no es sino una forma de ir buscando como darle otra cara el modelo de producción-consumo desde dónde ir preparando su mutación, sus formas de control y su nuevo sistema de clases.

En resumen, lo presentado por López Obrador a John Kerry es solo la hoja de ruta que este gobierno está preparando para apoyar el “Green New Deal” del gobierno estadunidense (y no hablamos del litio) para que este vaya tomando forma. El nuevo colonialismo “ecofriendly” esta a la vuelta de la esquina.

Estos últimos años de gobierno 4Teísta son para ir posicionando políticas neofeudales que aumenten los impactos y el servilismo hacia el Norte. Las resistencias deben ser desde ahí.

Desde el borde con Elisyum

Noviembre 2022

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia