Por Oscar Yescas

En una sociedad inmersa en grave crisis social, millones de personas viven la crisis en forma individual reaccionando de diferentes formas. Algunos tienen la fortaleza interior para confrontar situaciones difíciles, seguir adelante y lograr superar sus crisis individuales creciendo como personas y haciendo crecer a quienes les rodean.

Pero lamentablemente, estas personas tienden a ser una rara excepción de la regla, porque un grueso de la población vive la crisis limitándose a adaptarse a la misma, abandonando sueños, ilusiones y proyectos de vida, presentando actitudes de conformismo, sumisión y obediencia a las figuras de autoridad, limitando su comportamiento al rol de seguidor sin contemplar su historicidad, es decir, su capacidad de cambiar la historia de sus vidas.

Pero hay otras personas a quienes la crisis social les provoca verdaderas crisis psicológicas que las empujan a buscar solución a sus problemas construyendo relaciones amorosas, depositando en los hombros de sus parejas todo el peso de sus frustraciones, temores, expectativas de vida, sueños y metas, esperando que demuestren su amor, complaciendo y atendiendo cada una de sus necesidades.

Algunas relaciones de pareja son vividas como si de repente se presentara una tormenta que generó ” aguas broncas” y la corriente de agua arrastra todo, destrozando a su paso lo que encuentre y de un momento a otro, la tormenta cesa cuando termina la relación y la pareja se llevó todo lo que pudo, dejando corazones destrozados, deudas impagables y una moral por los suelos.

Algunos llaman a personas de este tipo como ” gente tóxica”, que se aprovecha de la nobleza, apertura de corazón, ingenuidad y buena fe de quienes creen haber encontrado el amor de sus vidas y se desviven por complacerlas en todo momento, olvidándose de sí mismos, de cuidar su salud, de su fragilidad económica y se entregan por completo al torbellino de emociones y sentimientos con la esperanza de que pase la tormenta y vengan tiempos de felicidad en compañía de la persona amada.

Pero eso no sucede con aquellas personas que traen demonios internos, conflictos no resueltos, que no saben lo que quieren y utilizan la disponibilidad y amor de quienes se atraviesan a su paso, para sortear el temporal de su malestar, exhibiendo una total falta de empatía hacia los sentimientos de su pareja, que raya en conductas propias de una persona psicópata porque muestran gran insensibilidad, sobre todo al momento en el que deciden terminar unilateralmente la relación de pareja y sin mostrar piedad por el dolor que provocan, actúan bajo la premisa de que ” digo lo que siento” cuando le dicen a su pareja ” ya no te amo” y el argumento que usan para justificar el súbito desamor, es el abandono en el que su pareja le mantiene sin considerar que las horas fuera de casa es porque trabajó en exceso para ganar más dinero para complacer a su pareja. Otra causa de la separación de parejas es porque surgió “otro amor” y es cuando abandonan al ” amor de bolsillo” con el que se encontraban porque se abre una nueva puerta en sus vidas.

Las decepciones amorosas son más frecuentes de lo que pensamos, porque muchas personas tienden a ocultar su separación de pareja por motivos de vergüenza, impotencia o de otra índole.

La crisis social provoca oleadas de gente en crisis que camina por esta vida, buscando personas que les ayuden a superar sus crisis y fingen enamoramiento aún cuando no saben ni siquiera quienes son ellos mismos, que quieren de esta vida y que futuro desean construir.

La estela de dolor que dejan detrás de sí es grande y representa materia de trabajo para los profesionales de la Psicología, muchos de los cuales no están preparados para realizar trabajos de este tipo porque requiere además de conocimientos teóricos y técnicos, un grado de sensibilidad, empatía y tacto humano, que no lo aprenden en la universidad porque les enseñaron a ver a las personas como ” sujeto”, ” cliente” y no logran establecer una conexión, no pueden construir una confianza, porque muchos de ellos, no han logrado obtener su propia estabilidad emocional, seguridad en sí mismos, como para inspirar confanza en quienes acuden en busca de ayuda.

Vivimos tiempos difíciles y algunas personas hacen más difícil vivir esta vida, cuando succionan la energía de sus parejas, los enganchan y arrastran por laberintos oscuros de su psique, porque no se han encontrado a sí mismas(os) y culpan a sus parejas de su propia infelicidad e insatisfacción en esta vida.

Lo ideal sería que antes de aceptar una relación amorosa, cada persona realice un autoanálisis para conocerse a sí mismo(a), reconozca sus temores, miedos y frustraciones, para que diseñe un plan de cambios planeados que le permitan ser una mejor persona, aceptarse a sí mismo(a) y lograr una estabilidad emocional que permita amarse a sí mismo(a) y después de lograrlo, aprender a amar a otra persona.

¿Cuántas parejas se dijeron innumerables veces ” te amo”, sin siquiera saber el significado del amor?

Decir te amo es algo serio igual que decir:” yo también te amo”, por lo que no debería decirse a la ligera, ya que involucran sentimientos y en muchos casos, estos sentimientos no son totalmente correspondidos y al descubrirse esto, el daño producido se traduce en un dolor insoportable porque la decepción amorosa es como la muerte, es morir en vida pero seguir viviendo y el dolor perdura por largo tiempo y marca la vida de las personas. Todo por personas que no saben lo que quieren y simulan amar, cuando lo que sienten no es en realidad amor.

Publicado originalmente en: https://www.facebook.com/oscar.yescas.50