Esquina Izquierda

Por: Manuel Alberto Santillana

Sergio Valenzuela Calderón, el gran Teco, me regaló este libro hará unos veinte años. Me dijo. “Que lo lean tus hijos, ahora que están adolescentes, les va a encantar”. No lo hice entonces, ni lo haré ahora. Es una novela demasiado compleja, cruenta, terrible. Si existe una palabra para resumirla es la de, Cínica.

Es el cinismo lo que impera en la novela: desde el personaje principal, T.S. Garp, quien surge a la vida por un ocasional deseo maternal de Jenny, que era realmente más que deseo un capricho. “Deseo ser madre pero sin la participación de los hombres, los hombres siempre mienten”. Y así ella, enfermera que trabaja en un hospital de lisiados de guerra elige a un varón, que es un pedazo de ser humano proveniente de la batalla que se fue deteriorando, pero tenía erección y ahí aprovechó Jenny.

Paradójicamente, Jenny molesta por su relación con los hombres, decide hacerse escritora viviendo sólo con su hijo (que es varón y al que protege mucho), narra su autobiografía, la que se vuelve un éxito feminista y con las ventas del libro se vuelve rica, ella misma se vuelve una heroína feminista y establece una casa hogar clínica de recuperación feminista.

T.S. Garp, el personaje central, que siempre busca ser independiente y maduro creció siempre al cobijo de Jenny, la madre feminista que odiaba a los hombres. Y como infante perenne en su cabeza se la pasa con berrinches, caprichos, envidias y violencia buscada o “accidental”. Así inicia su vida sexual con la chica “ligera” de la familia rica con la que convive, mientras es odiado por el padre de la chica y sus hermanos, el perro inmenso de esa familia que lo marcará de por vida, o la hermana más chica que finalmente lo derrotará.

A la vez, alrededor de Garp, van surgiendo una serie de personajes de variopinta índole en lo que duran sus 33 años de vida. Pero siempre en la abundancia de una clase media o rica de la costa este de los EEUU que puede darse el lujo de vivir un año en Viena, o de ser escritor sin necesidad de trabajar para escribir y, finalmente, de cada libro que escribe, su editor logra que sea un éxito de ventas, lo que lo hace aún más rico.

Helen, la profesional maestra de literatura inglesa esposa de Garp lo definió: “ Es intolerante con la intolerancia“. Y tal es la novela, intolerante con el destino de los personajes, los cuales son asesinados, mueren de cáncer, o por accidentes luego de tener una vida disipada o loca: un jugador de fútbol americano que se vuelve mujer transexual, una heroína feminista que no lo quiere ser, un escritor que casi no escribe, un editor que vende exitosamente los pocos libros producidos, dos hijos con tragedias personales, y una adolescente violada discapacitada que ilumina el espíritu de la novela.

Es también una valiente novela contra la violencia a las mujeres. Es una denuncia constante contra las agresiones a la mujer, y un grito contra la violación. Sin duda, coincido, denota lo que sabemos. El problema de la violencia contra las mujeres no es un problema de las mujeres, es un problema de los hombres. Es con los hombres con los que se debe de trabajar para evitar toda violencia.