Por Jorge Tadeo Vargas

Después de unos días de terminada la penúltima reunión sobre el Tratado Global de Plásticos, mejor conocida como INC-4, me he dedicado a leer, tanto los documentos oficiales que están a disposición de todos, así como las impresiones de los y las activistas que participaron en este reunión. Aquí mis impresiones y así cierro -por ahora- este tema.

De nuevo y como siempre ocurre en estas reuniones, desde los gobiernos la falta de claridad ante sus políticas locales y sus propuestas globales son muy latentes, pues se ve a países como Perú, Ghana -entre otros no productores de plásticos- promover dentro del tratado la reducción en la producción, sin embargo, sus voces no solo son silenciadas por el enorme cabildeo de la industria, sino por su propia actuar, el cual no es lo suficientemente fuerte o no tiene bases para que sus propuestas pasen de ser meros acuerdos sin ser vinculantes. De nuevo la misma película que hemos visto en las reuniones previas y que son calcadas de otras reuniones como la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático que, digamos, es el ejemplo que no se debería de seguir cuando hablamos de este tipo de reuniones internacionales.

En el documento oficial, el tema de la reducción en la producción se queda como una meta propuesta, pero sin tener claridad de nada, es decir, se ve casi como una idea inacabada de qué hacer con esto, algo que debería ser el eje rector de todo el tratado, pues la reducción en la producción es la base para conseguir las demás metas, si es que queremos que estas tengan una incidencia real en la problemática. Para esto se tiene que hacer un estudio no solo sobre la cantidad de plásticos que se producen -este ya existe- también sobre toda la cadena de injusticas socio-ambientales que se van produciendo en el ciclo de vida de los plásticos, esto para entender desde donde se debe aplicar la reducción en la producción y no dejarlo solo como buenos deseos.

Por otro lado, en ese documento quedan fuera algunos puntos importantes, como es determinar la responsabilidad en la contaminación plástica, la cual inicia desde la extracción hasta la disposición final, por lo que es importante tener claridad de hasta dónde llega la responsabilidad de cada uno de los actores, a la vez de transparentar o tener claro cuánto dinero y de dónde saldrá este recurso económico si es que algunos de los acuerdos se llegan a poner en práctica. Pero sobre todo es importante tener claridad sobre el cómo estos acuerdos se bajan a las políticas públicas de cada uno de los países firmantes, esto es muy importante si tomamos en cuenta que, en el tema de cambio climático, México no ha cumplido ni siquiera con diez por ciento de lo firmado en el Acuerdo de París.0

Partiendo desde ahí, sin un tratado vinculante, con mucha claridad en los puntos a poner sobre la mesa y sobre todo las sanciones, estamos viendo la misma película repetida por décadas de reuniones internacionales en temas socio-ambientales.

A pesar de que para las organizaciones, alianzas, redes de activistas presentes en las reuniones son optimistas en que los acuerdos avanzan, lentos pero sin pausas, la realidad es que estamos entrando en la recta final de estas reuniones y se llega a la última de ellas sin claridad en los temas más específicos, por lo que podemos pensar que el documento final de este tratado global será similar al Acuerdo de París, un documento lleno de buenos deseos, muy lejano a las realidades políticas de los países que lo firmen y con una industria que saldrá fortalecida, desde ese lógica tan aceptada de que lo único que se pude lograr es aquello que es políticamente posible.

Si bien, la participación de los organizaciones de activistas fueron muy claras en pedir que el tratado incluyera puntos como son las emisiones liberadas en todo el ciclo de vida-muerte del plásticos y que estas fueran más allá del tema de los gases de efecto invernadero, que se revisara cuáles son los plásticos que en este momento pueden ser evitables de producir y consumir, además de la financiación y la transición justa; de nuevo la incidencia real de su participación es casi nula y esto se ve al revisar el documento oficial, donde la presencia de los cabilderos de la industria tiene mayor peso que el de ellos, por lo que es importante revisar este tipo de participaciones, pensando en la incidencia local como un punto de partida.

El punto más importante podría ser el acuerdo de las reuniones de expertos en el que se espera que se logre aterrizar un poco más el tratado con miras a la última reunión, toca en cada país hacer un trabajo de presión a los gobiernos para quienes sean los expertos representantes sean en realidad imparciales, reconociendo la problemática y que esta urge ir más allá de lo políticamente posible. En México, esto lo veo difícil, casi imposible que pase, especialmente a sabiendas de que desde el gobierno federal se ha hecho trabajo en otras problemáticas beneficiando más a la industria que a la salud ambiental y humana, con participación de expertos que están de lado de la industria y que por lo tanto su opinión no es imparcial, sino que esta sesgada hacia un modelo de producción-consumo insostenible. Mi pronóstico es que desde estas reuniones se fortalecerá más la industria y el mercado de plásticos, mejor conocido como los créditos plásticos.

Mayo 2024

Desde el (auto) exilio en las montañas de Klatch City

Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.

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