Por Isabel Dorado Auz
Sin duda son muchas las demandas del movimiento feminista, pero es innegable que en los últimos años el tema del feminicidio ha opacado, en los medios, al resto de las demandas.
Decía Javier Valdez, el periodista asesinado en Sinaloa que él prefería dar un rostro y un nombre a las víctimas, crear un retrato de este panorama triste y desolado en lugar de contar las muertes y reducirlas a números. Algo parecido, pero a mayor escala, es lo que ha venido desarrollando el movimiento feminista mexicano y una muestra de ello fue la actividad realizada, este 7 de marzo, en el muro construido por el gobierno federal para proteger a Palacio Nacional en previsión a las protestas que se han realizado en los últimos años.
Decía Javier Valdez que en México es peligroso estar vivo, y por ello uno debe protegerse de todo y de todos, y no parece haber opciones ni salvación, y a menudo no hay nadie a quien acudir. Esa es la impotencia que percibo en Todas aquellas mujeres que buscan respuestas y nomás no las encuentran. La cuarta transformación, si alguien sabe que es eso, ha decidido polarizar el tema dado que, es mi impresión, no encuentra salidas a tan grave problema. Por eso, pareciera normal, pero no se justifica, que el presidente decida tirar dardos envenenados en contra de los medios de comunicación para rehuir la enorme responsabilidad que debe enfrentar con urgencia. Si somos honestos, el mismo presidente cayó en la trampa que le tendió la derecha al exigir que se cuidaran los monumentos históricos. Hoy las mujeres le responden con una frase muy contundente “si en México se protegiera a las niñas y mujeres como se protegen los monumentos y las paredes otra cosa sería”.
Cuesta mucho trabajo mirar hacia adentro, decía Javier, y creo que es lo que le falta hacer al presidente. La vida política de Andrés Manuel cambió cuando se integró a un partido de izquierda. Un partido que en sus mejores momentos fue ejemplo de democracia interna y de libertad de expresión. Si eso le dio resultado, por qué volver a las viejas prácticas de proteger a los incondicionales a pesar de ser políticamente impresentables. Eso ocurre con el caso de Félix Salgado Macedonio y no tanto por el énfasis que están poniendo los medios de comunicación, sino más bien porque no queda clara la presunta inocencia del personaje que muchos conocen como El Toro.
No cabe duda de que el movimiento feminista ha sido valiente, digno, responsable y honesto. Tampoco se niega que pueda haber ciertas féminas infiltradas que quieran desestabilizar, pero eso ha sido una constante en prácticamente todos los movimientos sociales. La izquierda tuvo que superar esa clase de obstáculos en muchas ocasiones para poder mantenerse como opción de gobierno. Hoy que lo son, les corresponde dar solución a las eternas demandas del movimiento feminista y una de ellas, quizá la más complicada, es empezar a resolver el grave problema del feminicidio.
Cuando se carece de la solución hay que acudir al Pueblo Sabio, pero para eso se requiere que el presidente esté dispuesto a oír reclamos sinceros. La izquierda, para desgracia de México no es mayoría al interior de Morena en muchos estados de la República y eso agrava la situación de las mujeres, porque es precisamente la derecha la que permitió que el feminicidio creciera de forma alarmante y muchos funcionarios de Morena siguen las mismas recetas de la derecha neoliberal que tanto critica nuestro presidente.
El gobierno no solo debe tener un discurso de izquierda, también tiene la responsabilidad de educar a sus funcionarios para que sean sensibles a las múltiples demandas del Pueblo Mexicano.
*Miembro de Amigos y Amigas del Parque Madero, Ciudadanía Activa y es maestro universitario.
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