Por Manuel Alberto Santillana*

1. No es la primera vez que se cuestiona, critica o solicita conocer cuál es la situación real de salud del presidente de la república. Recordemos, por ejemplo, que hace unos 15 años esa fue la salida de la periodista Carmen Aristegui de la red nacional radiofónica donde trabajaba. Es decir, l cuestionar si eran cierto los amplios rumores de que el presidente en turno, Felipe del sagrado corazón de Jesús Calderón Hinojosa, tenía problemas de alcoholismo. Porque, señalaba con razón la periodista hija de republicanos españoles, que si es cierto que el presidente tiene un problema de alcoholismo, eso afecta la salud mental y en específico afecta potencialmente la toma de decisiones en el ámbito de las medidas nacionales o, peor aún, las internacionales. Desde luego eso le costó a la periodista su puesto, ya que de la presidencia de la república se le presionó directamente al dueño de la cadena radiofónica la salida al aire de tal programa. Y eso hizo, con lo que desató una gran cadena de solidaridad con ella, de tal magnitud que, a las dos semanas tuvo que ser reinstalada. Y, desde luego, con la complicidad del dueño de la radio quien negó categóricamente que hubiera sido presionado por la presidencia o por cualquier figura. Hasta que la propia Aristegui, en su noticiero matinal dijo que, en efecto había habido presiones directas sobre el director para correrla. O sea, el país ya no es el mismo de los 90s u 80s donde por decisión de un gobernador o presidente se corría a un periodista de un medio privado.

2. El país ya no es el mismo, aun en este 2023. Por lo que, aquellos quienes solicitan indagar sobre la salud del presidente de la república, de inmediato se des da respuesta. Y no sólo por un vocero, sino por el propio presidente, por el secretario de Gobernación o por el secretario de Salud nacional. Inclusive, lo que los medios periodísticos señalan, además de las benditas redes sociales, es a la poca seriedad e hipocresía de varios medios de la prensa escrita quienes de inmediato ofrecieron versiones alarmistas o de que de plano se había sufrido un problema cardiovascular o cerebrovascular de importancia. Terriblemente la mala fe y “el zopilotaje” de varios medios o periodistas se dieron vuelo los primeros tres días de la enfermedad y aislamiento de AMLO. Nomás para pasar más vergüenzas por estos medios o grupos de WhatsApp a partir del segundo día cuando se verificó que nuestro presidente sufre, en efecto, un cuadro de covid-19 y, por tanto, debe estar aislado para evitar contagios, y no otra cosa. Si de por sí ya estaban en descrédito por sus mentiras y fake news, este evento vino a darles una puntilla, periodísticamente hablando, a los medios como Reforma o El Universal.

3. No es algo simple un tercer cuadro de covid-19. Más si el presidente es hipertenso y con hipotiroidismo. Pese a que cuente con tres o cuatro vacunas ya aplicadas. Una, porque las complicaciones respiratorias del covid-19 aparecen al 5to o 6to día de evolución del cuadro. Otra porque con 68 años y esas patologías de base hay que estr en reposo y esperando a que el organismo se recupere ampliamente. Por fortuna ya sabemos más de esta patología, de la efectividad de las vacunas, así como de los tratamientos efectivos. Por lo que lo más probable es que se mejore y en una semana más ande ya dando guerra, y que siga la mata a dando a que se complique el covid-19: pero ninguna precaución sobra.

4. Por último, habría que supones que sí es un reclamo democrático el conocer la salud de un gobernante, así como su salud mental. Hace meses se cuestionó la salud mental de AMLO, s decía que estaba enfermo. Pero nadie decía de qué o qué afección mental tenía. Desde luego sólo los periodistas alzaron la voz y ningún psiquiatra serio se atrevió a lanzar un diagnóstico. Hasta que el psiquiatra Ernesto Lammoglia hizo un esfuerzo y trató de caracterizar un cuadro clínico de la salud mental de AMLO. Llegando a la conclusión de que sólo es un sujeto necio y con una personalidad obstinada. Pero sano mentalmente, fundamentalmente sano.

5. No es cosa de risa, en México desconozco si exista tal figura, pero en la carta magna de los EE.UU. sí existe un impedimento para ser o continuar como presidente de ese país. Y es precisamente, la de no gozar con una buena salud mental. O sea, no es cosa de tomarse a la ligera.

*Doctor en Ciencias en Salud Pública

Msantillanam@gmail.com

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