• Realidad | Espacios urbanos de Hermosillo se han construido por la presión de la sociedad más que por indicaciones de la ciencia y de los órganos colegiado,

Los parques y espacios destinados al deporte son un componente muy importante del espacio público urbano. La meta 11.7 de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas hace un exhorto a todas las ciudades a dedicar en promedio del 45 al 50% del suelo urbano a calles, aceras y otros Espacios Públicos Abiertos (EPA) (prescriben 30-35% para calles y 15-20% EPA), accesible para mujeres personas de la tercera edad y con capacidades diferentes.

Este indicador se mide en 23 urbes de México, no se había estimado para Hermosillo al año 2020; los promedios a nivel nacional fueron por debajo de los rangos recomendados, calles y aceras 13-28%, EPA 25% (ver datos: hyps//bi y TISF ). El espacio público es un bien escaso.

En Hermosillo, un espacio público puede ser un parque, un área verde, y/o deportiva de facto; más aún, haber sido equipada con inversión pública y sujeta a programas de reforestación; recibir atención de parques y jardines, tener nombre de “parque y/o área deportiva “fulana de tal”, incluso una placa o letrero, haber tenido uso de suelo “deportivo” o de “área verde” no en uno, sino en dos programas de desarrollo municipal; y al final, resultar que no se trataba de tal cosa, sino de un terreno rústico recibido en pago de impuestos décadas atrás; o puede resultar ser propiedad privada, prestada al ayuntamiento para evitar que fuese invadida u obtener algún otro beneficios; o terreno donado para equipamiento que terminó siendo parque; o del parque dominio público que acabó encerrado en una privada; todo puede pasar.

Incluso, puede ser área verde plasmada en un mapa de usos de suelo ¿qué importa? Se cambia, se desincorpora, para que el proyecto (promovido) no se detenga. Todo esto son lecciones aprendidas en los espacios conocidos como “La Sauceda” y “El Cárcamo”, dado que han estado en la “lupa” ciudadana desde inicios del año 2020 y hasta la fecha.

El proyecto para rescatar “La Sauceda” presentado por la administración estatal anterior, pretendía desincorporar (vender) ina buena superficie de este parque, para financiar su rehabilitación. Sin duda, iba implícito tramitar y obtener un cambio uso de suelo.

Este proyecto no prosperó, nunca sabremos si por la oposición y rechazo social, o por el inicio dela pandemia de Covid, dado que se empezó a socializar en febrero del 2020. Por otro lado, está “El Cárcamo, mientras la atención estaba en “La Sauceda”, se intentó vender está área deportiva en la administración municipal anterior. Da la impresión de que los usos de suelo se asignan más por lo que visualmente pareciera ser el uso actual, en lugar del estatus legal del predio; ambos lugares aparecen en los dos últimos planes de desarrollo municipal (2006 y 2014) como área deportiva y/o área verde ¿A quién creerle entonces? ¿Qué tanto protege un parque su uso de suelo?

Ahora resulta que “El Cárcamo” nunca debió haber sido “área deportiva”, que ni siquiera estaba dentro del dominio público y era terreno vendible, así que, “de lo perdido, lo que aparezca”.

Estos no son los únicos casos que han recibido atención mediática, hay muchos otros más, en lo que el común denominador ha sido la falta de certeza sobre la definición legal del estatus de estos espacios, adoptados en el imaginario social como parque y/o área para practicar el deporte; pero, no hay que confundir, el ciudadano no anda por ahí invadiendo lotes baldíos para hacerlos parques o canchas de juego, en la mayoría de las ocasiones es el mismo ayuntamiento el que viene a reforestar, a instalar mobiliario, reforzando las creencias de este imaginario urbano; entonces ¿Dónde están nuestros parques y áreas verdes? No hay un inventario de áreas verdes completo, exhaustivo y público para la ciudad de Hermosillo, cada dependencia maneja sus propios datos y los pública si le da la gana (ver artículo https://bit.ly/3SAStHK).

Esto crea confusión, conflictos sociales y falta de rumbo en las políticas públicas destinadas a aumentar la disponibilidad y acceso a áreas verdes.

La sociedad civil organizada ha dejado claro que no quiere ceder ni un metro cuadrado de áreas verdes a otros usos, no más concreto, acero o asfalto (basta cualquier revisión hemerográfica para ver las noticias relacionadas con estos conflictos, recordemos el Parque Madero); no está dispuesta a perder un sólo árbol urbano.

Desafortunadamente, la defensa del espacio público y el ecosistema urbano, no se ha construido en la técnica, la ciencia, ni en los órganos colegiados de expertos en el tema, sino en la “lucha social” emprendida por colectivos ambientalistas y defensores del espacio urbano incluyente y pensado para todos.

Luis Alan Navarro es Profesor Investigador por México del Conahcyt el Colegio de Sonora.

Publicado originalmente en: https://www.calameo.com/read/0006979295d0de0c8583b