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Jorge Tadeo Vargas

Con la llegada del verano, llega la sequia con lo que se inaugura la temporada de incendios en todo el mundo. Los recientes incendios en Brasil y Australia ya tienen un año de haber ocurrido. Ahora estamos en una nueva temporada, igual o más agresiva.

Este año los medios de comunicación nos bombardean con imágenes postapocalípticas que nos recuerdan a escenas de la película Blade Runner. Las imágenes se han vuelto virales gracias a las redes sociales, donde se compartan de forma obsesiva. Son imágenes de los incendios del sur de California, que es quien ahora merece las notas, aunque el Amazonas brasileño también este pasando por un momento de mucho riesgo. Los daños son muchos y los veremos a corto, mediano y largo plazo.

Como viene sucediendo desde hace algunos años, los medios de comunicación dicen que lo que ocurre es responsabilidad del cambio climático -así en abstracto- y de nue1va cuenta se abre el debate sobre el colapso que nos espera por culpa del cambio climático. Claro no dejan de bombardearnos con esas imágenes para que inconscientemente vayamos haciendo la relación. Nos hagamos una idea binaria de una crisis socioambiental que es mucho más compleja y tiene muchísimos más factores.

Abramos un paréntesis. Es importante hacer una diferencia entre cambio y crisis climáticos. El primero es fenómeno natural que tiene como causa-raíz al modelo de producción-consumo extractivista, privatizador. El aumento de los Gases de Efecto Invernadero tiene dos factores, el natural que ha estado presente en toda la historia geológica del planeta y el antropocéntrico, aquí es donde se involucra el modelo y es que lo ha acelerado, causando una crisis climática sin precedentes históricos. Esta crisis es con la que nosotros podemos trabajar si somos capaces de identificar y ser solidarios con las consecuencias que van de la mano con todo lo que esta pasando. Desplazamientos forzosos, modificación de ecosistemas, cambios en la temperatura entre muchos otros. Es justo la crisis climática contra la que tenemos que armar estrategias de sobrevivencia que nos permita avanzar. El sistema ya se prepara para ello con todas las armas que tiene a su alcance.

El cambio climático ya lo estamos viviendo, es algo que no podemos detener. Las emisiones de GEI en la atmosfera se pueden detener, pero no minimizar. Para el sistema esto es una venta de oportunidades económicas, de fortalecer su economía verde e ir encaminados a modificar muchas de las relaciones societales. El aumento de las zonas de sacrificio es una prueba de ello. Cerramos paréntesis.

A la Blade Runner, California 2020.

Hablemos de la temporada de incendios. Primero; estos tienen, al igual que con la crisis climática en el modelo de producción-consumo voraz y salvaje a su principal responsable de la quema y eventual perdida de miles de hectáreas de bosques en todo el mundo. ¿Cuáles son las razones? Bueno, son distintas por región, en el Sur Global -como ocurre en estos momentos en la Amazonas brasileña- el modelo agropecuario industrial es el principal responsable. La perdida de bosques para darle paso a la agricultura industrial, a la ganadería van de la mano con los incendios, si a esto le sumamos la necesidad de la industria de expandirse quemando bosques nativos tenemos un daño irreparable. Esta practica se ve en toda América Latina, principalmente en aquellos países exportadores de carne, como Brasil, Chile, México. La agroindustria no es la única responsable, pero si es la que mas contribuye.

En el Norte Global, la responsabilidad mayor cambia. Claro que esta la industria agropecuaria, pero es el urbanismo salvaje el que más contribuye, a la par de la construcción de presas y el mega turismo. El aumento de estas actividades en el sur de California ha traído consigo grandes impactos ambientales que se traducen justo en esto, en un aumento del riesgo de incendios en las temporadas de sequias, pues al ser un Estado con poca agua, la sobreexplotación de los mantos acuíferos, los dejas con menos lluvia, y con mayor riesgo del aumento de los incendios como lo vemos este año, cuando estos han aumentado considerablemente, llevando el impacto hasta el Estado de Arizona.

Aquí tengo que ser muy puntual. La perdida de ecosistemas es la principal razón por el aumento en la peligrosidad de los incendios. Ya es no es tan fácil detenerlos con el trabajo de los bomberos, no hay agua que alcance, no hay como hacer cortafuegos naturales pues no hay vegetación, eso si cada vez hay más casas, mansiones de gente rica que puede pagar por vivir “cerca de la naturaleza” o de lo que en su imaginario significa eso. Hay más turismo incluso disfrazado de sustentable, de verde, pero que en la práctica construyen un espejismo de lo que es la naturaleza, de la complejidad de los ecosistemas que son destruidos para darle paso a la simulación. Lo mismo sucede con la industria agrícola y ganadera que convierte bosques en zonas de sacrificio desplazando flora y fauna nativa, comunidades originarias para darle paso a sus complejos industriales.

Es importante conocer la diferencia entre las causas y las consecuencias, pues el sistema intenta confundirnos para inmovilizarnos. Las causas se pueden cambiar, las podemos modificar cambiando el modelo de producción-consumo, con esto las consecuencias dejan de ser un problema, especialmente si aprendemos a vivir con ellas, adaptarnos y es aquí donde tenemos que poner atención en este colapso civilizatorio en el cual ya estamos inmersos. O comenzamos a buscar medidas colectivas, comunales, de solidaridad y apoyo mutuo entre nosotras o el sistema mutará hacia el neo-feudalismo, donde habrá poca esperanza de sobrevivir como sociedad.

Jorge Tadeo Vargas. Vive con sus dos amores en una relación poliamorosa, en una casa donde las perras y gatas superan en número a las humanas que viven bajo su dictadura. Es biólogo, anarquista, activista, ensayista, escritor y panadero casero. Ha escrito a la fecha cinco libros (novela, cuentos y ensayos) y colaborado en algunos colectivos. Desde hace ocho años escribe una columna regular en Libera Radio.

Es el coordinador no oficial de LIDECS, colectivo que busca mediante la investigación aportar a la búsqueda de la justicia socioambiental. No puede vivir sin música, la cual suena todo el día en casa.