En portada: Brigadas para colaborar en Palo Gordo, San José Tenango, 6 de junio del 2024. Imágenes de la Escuelita Comunitaria Agua de Lluvia.
Por Sarai Piña Alcántara* y Federico Valdés Bize**
Mujeres, hombres, jóvenes y niñxs. Con azadón, machete, palas y picos en mano, con botes de agua a ras del cuerpo, enfundados con paliacates y cubrebocas. Con viandas de tacos de frijol y agua de masa, algunos ayudados de caballos, burros y mulas. Auto organizadas y organizados en brigadas vecinales y con el trabajo comunitario, se han enfrentado por casi 30 días a numerosos e intensos incendios forestales, en la denominada Sierra de Flores Magón o Sierra Mazateca en el noroeste del Estado de Oaxaca.
En esta región, distintos naxi nandá (pueblos) están siendo impactados ante la ferocidad del fuego en aproximadamente 20 incendios activos. En muy pocos casos los fuegos logran ser controlados, y vuelven a activarse como consecuencia de las altas temperaturas que van de los 30 a 36 grados celsius. Temperaturas nunca antes vividas en la región, como consecuencia del calentamiento global.
Lamentablemente, aún con la organización comunitaria, la colaboración de diversas organizaciones y la ayuda civil, no se ha logrado sofocar los fuegos más intensos desplegados en los municipios de San José Tenango (Cerro liquidámbar, Palo Gordo, Mina de Arena, Agua de la Flor, Agua de Limón, Llano de Árnica, Cerro Izote, Cerro de Trueno, Agua Fría, Agua Tinta, San Martín Caballero); Huautla de Jiménez (Río Santiago, Agua de Lluvia, La Providencia, Xochitonalco); Santa María la Asunción (San Agustín Nuevo), Santa María Chilchotla, Mazatlán de Flores y Ayautla, entre otras localidades y municipios.
Las consecuencias han sido la muerte de especies vegetales, árboles, flores y la fauna. A través del xa bazen (trabajo de en medio), varias mazatecas y mazatecos han encontrado cuerpos carbonizados de jabalíes, ardillas, aves y temazates (venado endémico). Algunos animales asustados han huido hacia donde hay población humana para pedir auxilio. Cientos de aves y mariposas se están refugiando en otros hábitats, lo cual traerá como consecuencia un impacto ecológico y por ende humano. En algunos pueblos como en Palo Gordo de San José Tenango, se inició con la evacuación de habitantes, el fuego está más cerca de los hogares, así como en Mina de Arena.
Los impactos del sufrimiento ambiental están afectando en los cuerpos de los habitantes humanos: tos, problemas respiratorios, resequedad en los ojos, quemaduras de piel, y algunos sobrevivientes del virus Covid-19 están teniendo recaídas. El cansancio físico, emocional y mental está haciendo estragos en toda la población mazateca, sobre todo ante la impotencia de no ser tomados en cuenta por las autoridades locales, estatales y federales para que se declare como zona de desastre.
Exigencias
Desde manifestaciones fuera del Senado por parte de mazatecos en la Ciudad de México, exigencias a las autoridades locales, peticiones desde las redes sociales, las y los mazatecos piden apoyo y ayuda al presidente Andrés Manuel López Obrador, para que en su calidad de servidor público, más allá de mandar al personal a hacer diagnósticos y recomendaciones, ordene a los organismos públicos que pongan manos a la obra ante el estado de emergencia, eso implicaría sumar más manos con palas, azadones.
Dentro de las peticiones se destaca el envío de helicópteros con cargas de agua, que incluso podrían salir de la Presa Miguel Alemán, la cual se construyó en un inicio bajo el discurso de disfrute de los pueblos del Papaloapan, ubicados al norte de Oaxaca, sur de Puebla y centro de Veracruz, de entre ellos los mazatecos.
La Sierra Mazateca es un pulmón muy importante para el Estado de Oaxaca y para el país, ya que alberga hábitats de gran biodiversidad y es la entrada de los vientos y aguas del Golfo de México. De acuerdo a lo investigado por el antropólogo Eckart Boege, la Mazateca la comprenden 67,128 hectáreas de selva alta perennifolia; 22,035 hectáreas de selva caducifolia; 37,469 hectáreas de bosque mesófilo de montaña; 3,478 hectáreas de bosque de encino; 673 hectáreas de bosque de encino-pino. Es un total de 130,783 hectáreas, del cual 48,602 hectáreas son de vegetación primaria, que presentan buen estado de conservación. Acorde a Boege, aquí se encuentran algunos de los mayores macizos de selva alta perennifolia de todo México.
Según el biólogo Arturo Huerta, al albergar estos ecosistemas destaca una amplia y diversa fauna: jaguar, ocelote, tigrillo, pecarí, temazate, tejón, armadillo, oso hormiguero, martucha, tucán, boa constrictor, entre otros especímenes. Es una de las regiones con mayor índice anual de precipitación pluvial en todo México con más o menos 5 mil milímetros por año. Su importancia para la captación del agua yace en que es un territorio integrado a su vez por profundas cuevas y sótanos, espacios sagrados para los mazatecos, porque de ahí emana la vida, nandá (la madre agua). Además esta serranía es cabeza de las cuencas de diversos ríos como el Papaloapan, el Tonto y el Santo Domingo. La densa vegetación de estas serranías amortigua los impactos de los huracanes que cada año entran al continente.
Los impactos a futuro es que las tierras carbonizadas destinadas para el cultivo de la milpa y el cafetal tardarán años en recuperarse, lo cual abonará a la condición de vulnerabilidad económica en la que se encuentran miles de familias mazatecas. La total pérdida de vegetación impactará erosionando los delgados suelos orgánicos y disminuyendo la capacidad de captación, almacenamiento, retención e infiltración del agua de lluvia, acelerando el flujo de las aguas, ser vital para la vida.
Las afectaciones serán para la Sierra Mazateca y también para toda la cuenca del río Papaloapan, históricamente afectada por grandes inundaciones. De esta cuenca dependen otros territorios como la Sierra Norte de Oaxaca y el Estado de Veracruz, siendo así millones los impactados entre humanos y no humanos. Estamos frente a un desastre socioambiental. Cabe destacar que estos desastres socioambientales no solo están en la Sierra Mazateca, sino también en la Sierra Norte de Oaxaca, Sierra Norte de Puebla, Sierra Zongolica en Veracruz y la selva de los Chimalapas en Oaxaca, zonas que llevan semanas siendo olvidadas por las autoridades.
Los habitantes y demás personas que hemos tejido relaciones diversas y de cuidado con el territorio mazateco, exigimos ayuda gubernamental para que nanguí (la madre tierra) deje de arder y seguir tejiendo la vida.
*Antropóloga social CIESAS-CDMX. **Antropólogo social ENAH. Ambos autores llevan 20 y 15 años haciendo investigación social en la región mazateca.
Fuente: Avispa Midia
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