Días del Futuro Pasado 119

Jorge Tadeo Vargas

En días pasados, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) presentó un informe elaborado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) en el cual presentan información detallada de los riesgos que viven las comunidades perteneciente a la Cuenca del Río Sonora a nueve años del derrame de ácido sulfúrico ocurrido en la Mina Buenavista, en el municipio de Cananea y la cual pertenece a Grupo México, derrame que causó uno de las mayores emergencias hidro-ecológicas en el país.

El informe presenta el riesgo socioambiental que se está viviendo principalmente en la cuenca alta y media, esto debido a la acumulación de metales pesados, lo cual está generando una problemática de salud ambiental y humana en esta región. Sumado a esto, el incumplimiento de Grupo México en el pago de la indemnización por los daños ocurridos con el derrame de las presas de jales de la mina, así como la falta de puesta en marcha de los planes de restauración ecológica, que eran parte de todo lo proyectado hace nueve años para la remediación de esta cuenca. Esta situación está afectando directamente a más de quince mil familias que viven en los ecosistemas ribereños e indirectamente a más de noventa mil en el municipio de Hermosillo, que también pertenece a esta cuenca.

El estudio del INECC determina que hay una cantidad de metales pesados que supera todas las normas y leyes mexicanas en relación con agua y ecología, sin embargo, debemos de ser claro, este instituto comete una omisión y es que culpa exclusivamente a Grupo México y específicamente al derrame de hace nueve años de ser los únicos responsables de las graves injusticias socioambientales que viven los pobladores de las comunidades afectadas. Para ser más claros nos intentan vender la idea de que existe un antes y un después en la contaminación de esta cuenca, obviando todos los daños previos a esta emergencia hidroecológica. Las razones para esto son muy oscuras y no se entienden, si tomamos en cuenta que un estudio científico debe ser multifactorial, interdisciplinario y revisar las problemáticas más allá de un solo evento.

Aquí es importante puntualizar dos factores. El primero es que si, el derrame de millones de litros cúbicos de agua contaminada principalmente con ácido sulfúrico, es o fue una de las mayores catástrofes ecológicas ocurridas en nuestro país, una emergencia hidroecológica que ha causado muchos daños en toda esta cuenca, daños de los cuales será muy complicado poner en marcha planes de restauración si no se hacen cambios de raíz en todas las problemáticas socioambientales que afectan esta cuenca desde su nacimiento hasta la su desbocamiento en la presa Abelardo L. Rodríguez. Esto se suma a la inacción por parte de las autoridades federales y estatales para poner en marcha planes de biorremediación adecuados para la recuperación de este ecosistema del que depende no sólo las poblaciones humanas que lo habitan sino muchos otros seres vivos, que, si tenemos en cuenta que son parte de un ecosistema semiárido, el agua juega un papel vital en sus dinámicas y desarrollo.

Lo segundo para tener en cuenta es que esta cuenca desde hace varias décadas sufre una serie de emergencias hidro-ecológicas, que la mantenían ya en un severo impacto y contaminación. Desde la actividad minera (tanto metálica, como no metálica) que se da en esta región, mucha de ella muy cercana a la ribera de los ríos Sonora y Bacanuchi, los principales afluentes de la cuenca, la agroindustria que utiliza grandes cantidades de agroquímicos que van contaminando el agua y el suelo, así como la industria ganadera que va dejando sus residuos en todo el ecosistema ripario aumentando la contaminación, son factores a tener en cuenta, pues estos existen desde antes del derrame y se mantendrán contaminando el agua y los suelos si no se toman en cuenta en un plan de restauración ecológica.

Tratar de encontrar un solo culpable, aunque este sea la mayor empresa minera contaminante en el país, pero quedarnos sólo con ellos como los responsables de toda la contaminación y las injusticias socio-ecológicas en esta cuenca es no querer ver el panorama completo y por lo tanto cualquier plan de justicia -como el presentado por el presidente- o de restauración ecológica es inservible, no abona más que para los reflectores y para callar una problemática que es mucho más compleja. Lo que se pretende aquí es vender una idea de restauración para con esto detener las demandas sociales, a la par de que, con todo el aparato mediático a su favor, dejar una problemática mayor sin solución, vendiendo una falsa idea de un plan de restauración; algo que el INECC viene haciendo en todo el país, principalmente en las llamadas Regiones de Emergencia Sanitaria y Ambiental. (RESA).

Con esto no quiero ni quitarle responsabilidad a Grupo México, ni llevar la discusión hacia otro lado, son ellos los principales responsables de las emergencias hidro-ecológicas ocurridas en la Cuenca del Río Sonora, no solo por el derrame de hace nueve años, mucho antes ya lo eran y continúan siéndolo, por lo tanto es importante que paguen por los daños ocurridos y que el plan de justicia incluso revise si la actividad minera es necesaria para toda la cuenca y que dentro del plan se contemple una transición ecológica y laboral justa, que no tenga al modelo extractivo como base. Esto es importante tenerlo en cuenta, sin embargo, el gobierno federal y sus instituciones encargadas de dar certezas científicas ante las emergencias socio-ecológicas no pueden armar planes desde una visión tan corta, señalando una sola problemática o culpable. Con esto no cumplen con sus obligaciones, presentan un informe a modo, es irresponsable y no abona a la recuperación ecológica de la cuenca que debe ser una acción urgente por poner en marcha.

Vale la pena aclarar que este informe presenta datos que son importantes para tener en cuenta, la cantidad de contaminación productos de sustancias químicas como los metales pesados en la cuenca son un grave problema ecológico que tiene que corregirse. Esto es innegable, sin embargo el gobierno federal no actúa de acuerdo a las verdaderas necesidades y señala un solo culpable con un propósito de darle a las comunidades lo que quieren, pero esto lo hacen por encima, señalar a Grupo México no garantiza que con el castigo a ellos la situación mejore, esto es mucho más complejo, pues los ecosistemas riparios son complejos, las cuencas son ecosistemas compuestos que para que sus funciones y dinámicas se mantengan en equilibrio, primero debemos garantizar su caudal (primer problema en el río sonora, se ha modificado su caudal), entender que los ríos no son tuberías, ni surtidores ilimitados de agua como los venden los gobiernos con sus políticas hidráulicas que no tienen nada de hídricas. Esto lo podemos resumir de una forma muy sencilla: para garantizar el agua azul, es decir el agua que necesitamos para nuestras actividades humanas, desde una lógica de justicia socioambiental, lo que necesitamos primero es garantizar el equilibrio ecosistémico del agua verde.

Ante la situación que se vive en todo México con respecto a las cuencas hidrológicas, en particular con la del Río Sonora, es imperativo no caer en políticas reduccionistas que no aportan a implementar soluciones integrales con enfoque ecosistémico y que busquen la recuperación socio-ecológicas de las cuencas con todo lo que esto conlleva.

Septiembre, 2023

Desde la rebelión contra Elisyum

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.