Música para la resistencia

Por Jorge Tadeo Vargas.

En el 2010, System of a Down produjo un documental donde mostraba la historia del genocidio armenio ocurrido a inicios del siglo XX. Este documental, incluye parte del discurso de Adolf Hitler en el cual menciona una frase que a la fecha me sigue haciendo ruido: “¿Quién recuerda a los armenios?” Dice Hitler en una parte de su discurso dejando claro que al no haber castigo a quien asesino a cientos de miles de personas, es más que claro que él pensaba que podía hacer lo mismo. Una frase recurrente en mi pensamiento cada que veo la impunidad con la que los gobiernos y las corporaciones asesinan sin recibir castigo y que, en este momento en el mal llamado conflicto bélico entre Israel y Hamas, es cuando más resuena en mi cabeza. Si nadie recuerda a los armenios, es porque a nadie le importa cuantos muertos puede dejar las ansias de poder y control de unos cuantos.

Quince mil niños y niñas han sido asesinados desde que Israel comenzó su andanada de muerte en Gaza, diecisiete mil han sido alejados de sus familias y casi dos millones de personas han sido desplazadas de sus hogares bajo el pretexto de acabar con Hamas.

Mientras tanto, como es costumbre el mundo mira hacia otro lado. Los gobiernos a lo mucho ha dado declaraciones tibias que no sirven de nada o son cómplices de este genocidio a sabiendas de que los culpables no serán castigados. Son cómplices por omisión o por complicidad directa, pero a fin de cuentas han volteado hacia otro lado, como si no se estuviera librando un genocidio en esa región donde por décadas se vive un asesinato en masa de personas inocentes, en una guerra entre personas que solo quieren el poder y el territorio, aunque este termine convirtiéndose en una fosa común, total, los muertos desaparecen.

Sin embargo, la solidaridad, el apoyo mutuo están presentes, especialmente desde aquellos que saben lo que es vivir en jaque, siempre con la bota del poderoso en el cuello y es así como se van formando iniciativas para apoyar a aquellos que están en el borde del genocidio sufriendo los embates de este conflicto que no es suyo y, aun así, son ellos quienes pagan los costos, solo por vivir en una región en disputa.

Desde ahí es que Jordan Smart, un joven estadunidense se da a la tarea de buscar entre sus amigos, compañeras, conocidos a músicos que quisieran donar una canción para grabar los recopilatorios Songs not Bombs y conseguir fondos para apoyar el trabajo que organizaciones como Palestinan Children´s Relief Funds, que están apoyando a aquellos que están viendo sus derechos vulnerados.

Songs Not Bombs Vol. 1, by Various ArtistsSongs Not Bombs21 track album

Utilizando una aplicación/portal como Bandcamp, Jordan recopila a inicios de año a más de veinte músicos para grabar el primer volumen de esta iniciativa. Esto lo hace desde sus propios gustos musicales que son bastante diversos y muy cercanos al Folk, el Blues y los sonidos del Sur de Estados Unidos, así que el disco virtual, que se puede conseguir en el sitio de bandcamp, se escuchan músicos de la talla de John MorelandThe DeslondesJohn R. Miller, Willy Tea Taylor entre muchos otros que cedieron, en el caso de algunos canciones originales para este recopilatorio y en otros grabaron un cover especialmente para este disco, como es el caso de Little Steven que colabora con una hermosa versión de Southern Acent de Tom Petty. Un disco que, si bien el Folk y el Country predominan, también hay algunas canciones Blues, de R&B. Un disco con canciones memorables.

Para el volumen dos, la apuesta de Smart es mucho mejor, yéndose más hacia músicos con sonidos del sur como Ardeem the ArtistAnnie Ford y viejos conocidos del Folk como Billy Brags y Jeffrey Martin. En lo personal me gusta más el segundo volumen, es mucho más integral con respecto al estilo de los participantes, sin embargo, es importante dejar claro que estos discos tienen como punto clave el apoyar y denunciar un genocidio que continua y que se suma a décadas de violencia en una región, donde desde hace muchos años no existe la paz y que no hay como justificar lo que se está viviendo.

Dicen que la solidaridad es más que una palabra escrita. Songs not Bomb es una prueba de ello, no solo retomando y reconvirtiendo una frase con una fuerte carga política como lo es Food not Bombs, sino porque se intenta dejar un manifiesto, una declaración de que la paz no se consigue mediante la guerra.

Desde los bosques de Klatch City, en el (auto)exilio

Abril, 2024

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Fuente: primaindie@substack.com